Algas, carcoma y alpiste
JAVIER CORTIJO
Hasta hace poco, si el cine español quería entrar en el área reservada de ciertos géneros oscuros, se encontraba con un gorila en la puerta que le señalaba con la nuez de acero sus calcetines blancos y alpargatas. Ahora, con calzado adecuado y reforzado, accede pisando fuerte y paquidérmicamente, dando como resultado películas nitroglicerínicas e industrialmente pesadas. Por eso sorprende la propuesta de los hermanos Sempere de armar un thriller psicológico y urbano (o «urbanizacionesco», que rima con Ionesco) desde la arriesgada grieta del absurdo.
Así, con una escenografía casi minimalista centrada en una colmena de chalecitos reconocibles y hasta cómplices, asistimos a la pesadillesca carcoma social de dos familias «bien», atrapadas mental y físicamente en sus jaulas miserables, estilo «El ángel exterminador» con pantalones domingueros. Un excesivo subrayado, tanto en diálogos como en situaciones (las manzanas de un adecuadamente robótico Alberto Jiménez) le ponen un punto peligroso de artificio a una fábula que tiene sus mejores momentos en la «sección argentina». Se echa en falta más punzada macabra y ácida, aunque la hija aprendiz de Kate Moss tiene su miga, pero no es mala idea ir apuntando a los Sempere entre nuestras promesas de clase media-alta.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete