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Eclipse de Gobierno

NO hay milagros en tiempos de crisis, pero las únicas recetas tienen nombre conocido: liderazgo, confianza, eficacia y eficiencia. Aquí y ahora, nada o casi nada. Zapatero confirmó ayer las carencias del socialismo flotante. Una propuesta política frágil, fiel reflejo del perfil posmoderno y liviano ... de su autor. Lugares comunes bajo disfraz de retórica grandilocuente sobre un «cambio de época». Si hay tal cosa, el presidente y su nuevo equipo están lejos de dar la talla. En términos de Maquiavelo: el líder nunca tuvo «virtud», pero durante algunos años supo atraer hábilmente a la «fortuna». Ahora, tampoco lo consigue. Gestión torpe de los tiempos; maniobras mediáticas que no controla; otra vez, anécdotas que ocultan categorías... Para decir toda la verdad, Zapatero aprendió a medias la lección del terrorismo, y sería injusto negar que las cosas pueden ir bastante mejor en el País Vasco. Incluso ha salvado con aprobado mínimo el largo maratón de la «cumbre» interminable en política exterior. A pesar de todo, sigue siendo un político de partido, nacido y criado en el confuso reparto de los equilibrios internos, única explicación razonable para este cambio de Gobierno largamente anunciado. Muchas apelaciones al interés general, para terminar jugando las cartas que más convienen en Ferraz.

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