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El zen y el faquir

MEDIDAS, hay que tomar medidas, y bien drásticas. No lo dice ese presunto sastre ligero de lengua y largo de manos que tras haberle hecho unos trajes de gala a Francisco Camps le quiere cortar ahora un uniforme de presidiario, sino Paul Krugman, flamante Premio ... Nobel de Economía y maestro de la nueva socialdemocracia keynesiana que ha venido a predicar en España su versión del apocalipsis. Krugman, que considera a Obama un tímido reformista, ha sido hasta el momento el único mortal ante el que Zapatero se ha mostrado teóricamente dispuesto a emprender reformas estructurales, milagro que quizá quepa atribuir a la inveterada tendencia de los gobernantes celtibéricos a explicarse por extenso ante quienes menos les conocen. Pero si el denso paquete intervencionista del presidente americano le parece a su sabio compatriota de una decepcionante tibieza, cabe colegir el escepticismo que le provocará la escuálida agenda anticrisis española.

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