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Luces y sombras olímpicas

LA participación española en los Juegos Olímpicos de Pekín se cierra con un sabor agridulce, y no tanto por el meritorio balance de éxitos conseguidos como por las expectativas que se habían generado y que, en casos muy representativos, se han visto frustradas. España repite ... el máximo de medallas de oro y, en conjunto, es la segunda mejor actuación en la historia olímpica, con dieciocho metales en total. La posición española en la parte media-alta del medallero es razonable y resulta indiscutible el éxito en algunas pruebas de gran impacto, como es el caso del triunfo en tenis de Rafael Nadal. En general, los deportes de equipo se han comportado a buen nivel. La plata en baloncesto tiene sabor a oro, después de una final vibrante luchando de tú a tú con los mejores de la NBA. Hay éxitos de alto nivel en ciclismo con Samuel Sánchez, Joan Llaneras o Leire Olaberría, así como en vela, remo, natación sincronizada y otras pruebas con menor presencia mediática, pero no por ello menos relevantes. Aunque no alcanzó el oro, el palista David Cal confirmó su enorme calidad, y otros nombres propios menos conocidos por el gran público han compartido protagonismo con figuras internacionales como Pau Gasol o el citado Nadal.

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