Rábida, la sorprendente isla donde todo es de color rojo

Esta pequeña isla, de apenas cinco kilómetros cuadrados y una altura máxima de 369 metros, sería una más entre todas las que forman este archipiélago de origen volcánico, si no fuera porque sus arenas esconden una peculiar característica que la convierte en un lugar único en el mundo. Toda la isla posee un marcado color rojo que confiere a sus paisajes un aura casi extraterrestre.

Esta curiosa tonalidad se debe al alto contenido en hierro de la lava expulsada por los volcanes que dieron origen a la isla y que, con el paso del tiempo, han ido erosionándose. Fruto de esta erosión, el color rojizo se ha extendido por toda Rábida, aunque es especialmente intenso en la arena de sus playas, donde se produce un gran contraste entre el tono de la arena y el color turquesa del mar.

Además, es tan habitual como impactante contemplar imágenes de toda clase de animales con el cuerpo cubierto de esta extraña arena de color rojo, ya que la isla posee una gran biodiversidad. Entre las especies más abundantes en Rábida, conocida también como de Jervis en honor al almirante británico John Jervis, se encuentran los lobos marinos, pelícanos, pinzones de Darwin, iguanas marinas o flamencos.

Aunque está completamente deshabitada, esta curiosa isla se encuentra a tan solo cinco kilómetros al sur de Isla Santiago, una de las más grandes del archipiélago, y a al oeste de Santa Cruz, la más poblada. Por ello, resulta muy sencillo encontrar excursiones turísticas para conocer sus increíbles playas y recorrer los senderos que la cruzan. Sin duda, una visita casi imprescindible en cualquier viaje a Galápagos..