El dilema WhatsApp, ¿pagar o no pagar?

La eterna polémica de si WhatsApp es gratis o no ha reabierto el debate de los modelos de negocio en el mundo de las aplicaciones. Atendiendo a la cantidad que la compañía pide a cambio por utilizar su servicio parece razonable realizar el desembolso de la aplicación. Menos de 1 euro al año, algo que se amortizaría con tan solo dos mensajes de texto tradicionales. Esa cantidad es diez veces menos de lo que cuesta una copa en un bar o menos que el billete de metro. Ese dilema está en si pagar por un servicio adaptado a las necesidades de los usuarios o no, dada la existencia de alternativas gratuitas.

«Dispuesto a pagar 89 céntimos por WhatsApp. La infraestructura y explotación tienen un coste. Yo tampoco trabajo gratis. A mí me compensa», escribe en la popular aplicación de «microblog» Twitter el usuario @guitobo. La exigencia del pago en plataformas como Android es aleatorio, ya que muchos usuarios aseguran que en el momento de haber expirado la licencia gratuita o periodo de prueba de un año automáticamente se ha renovado de nuevo gratis.

«Una mentira lo del WhatsApp. A mí se me venció y me lo estiraron un mes más y después un año mas», ha escrito en su perfil de Twitter el usuario @barbilucchelli mientras que @partisan también se ha mostrado contento porque le ha sucedido lo mismo: «Alberto 1-0 Whatsapp: ayer me caducó el Whatsapp, le di a 'No' cuando me pedía comprarlo y hoy me han dado otro mes gratis».

Según los expertos consultados por ABC la nueva polémica generada en torno a WhatsApp es un «globo sonda» para calibrar cómo reaccionan los millones de usuarios que dispone en todo el mundo -10 millones en España-, que utilizan la plataforma por su sencillez, rapidez y comodidad. Y no solo por ello, sino por lo extendido que está al menos en nuestro país.

De hecho, se envían más de 1.000 millones de mensajes al cabo del día, lo que ha puesto en un brete a las principales operadoras de telefonía, criticadas por el excesivo precio de los mensajes tradicionales de texto, un negocio que generaba 35.000 millones de euros a estas compañías. Por esta razón, cuando llegaron las anternativas por mensajería instantánea los usuarios, necesitados de comunicarse con sus amigos, encontraron una alternativa atractiva. «Con tal de que tengas una tarifa plana de datos adecuada en tu smartphone, es gratis enviar y recibir mensajes y archivos a través de WhatsApp», explica la propia compañía en su apartado de preguntas frecuentes.

Una de las críticas que le achacan a la plataforma son sus constantes fallos de seguridad . WhatsApp se creó con la idea de sustituir a los tradicionales SMS, sin embargo, el uso que se da a esta herramienta hoy es muy distinto y aquí comienzan los problemas.

«Conozco médicos que comparten radiografías o dolencias de pacientes con otros especialistas por WhatsApp. Esto es algo muy grave, la gente tiene que entender que mandar un mensaje por WhatsApp es como mandar una carta de amor en una postal. El cartero o cualquiera que esté cerca puede leer el contenido con sólo echar un vistazo. Otro tema importante tiene que ver con el 'spam' y las intrusiones a la intimidad. WhatsApp no se basa en relaciones de amistad y esto significa que cualquiera que tenga mi número o se lo haya inventado puede mandarme mensajes», asegura Alejandro López Monge, uno de los fundadores de Spotbros, servicio español de mensajería instantánea.