El Zuckerberg de Castellón
NYC Venture Fellows ficha a Pep Gómez, de 20 años, para que desarrolle «Fever», una red social móvil destinada a enganchar a 200 millones de usuarios
El Zuckerberg de Castellón
Cuando tenía 15 años, Pep Gómez consiguió 100.000 dólares abordando espontáneamente a un paciente en la consulta de psicología de su madre. «Me fijé en cómo iba vestido y en que tenía un iPhone (cuando no se veía ninguno en España)». Se dijo: «Este ... tío tiene pasta y sabe lo que se hace». Así que se presentó y le soltó a bocajarro que tenía en la cabeza «una oportunidad única de inversión».
En Silicon Valley aprendí que el que no insiste no logra lo que quiere
La idea en cuestión era Redondea, una herramienta que permitía a los grupos de música organizar sus giras sin intermediarios. Durante un año, Pep compaginó sus estudios de 4º de ESO con el montaje de esta empresa. Llegó a tener a su cargo a cinco empleados, pero cuando llegaba a casa le advertían sus padres de que como bajase de un ocho en las notas, se acababa lo de la empresa. Nunca dejó de cumplir en el instituto, pero Redondea no funcionó.
Tiempo para todo
Una de las claves de su éxito ha sido no desanimarse ante el fracaso («una cualidad que caracteriza a los españoles y nos distingue de los americanos»). Después de la experiencia de Redondea, Pep reanudó su actividad como organizador de eventos de tecnología como Campus Party o iWeekend; lo que en el fondo no dejaba de ser una manera muy inteligente de arrimar el ascua a la sardina de los grandes emprendedores del mundo digital.
Se empeñó en conocer a Bernardo Hernández (director de producto de Google y uno de los fundadores de Tuenti e Idealista), de modo que le persiguió durante meses para que ofreciese una conferencia en Castellón, siempre soslayando su minoría de edad.
Después de aterrizar en el aeropuerto, mirarle de arriba abajo y confundirlo con el chófer, Hernández «corrió» a encerrarse en su habitación de hotel. Probablemente horrorizado al pensar que había sido víctima de una broma adolescente. Pero la conferencia se celebró, convocó a 4.000 personas y tuvo una notable repercusión mediática. Impresionado, el directivo de Google movió cielo y tierra para conseguir que Pep, con 17 años, le acompañara a Silicon Valley. Allí pasó casi dos años empapándose de cultura emprendedora y conociendo de cerca los resortes del éxito en la industria digital.
«Aprendí que el que no insiste no consigue lo que quiere, que hay que trabajar con pasión y que los españoles somos más flexibles que los americanos, lo que les da bastante rabia», afirma este veinteañero, que asegura no haberse perdido ningún capítulo de la adolescencia. «Siempre he tenido tiempo para todo. He tenido novias, he tenido un grupo de música y he jugado al fútbol».
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