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Un cumpleaños con Benedicto XVI

El arzobispo de Madrid, curtido en mil batallas, ha vuelto a demostrar con esta JMJ su capacidad para aglutinar a los sectores más variados de la sociedad cuando se trata del bien común

Un cumpleaños con Benedicto XVI EFE

LAURA DANIELE

El cardenal Rouco Varela (Villalba, Lugo, 1936) celebró ayer su 75 cumpleaños con su «familia» eclesial. Sus obispos auxiliares, los obispos de la Provincia Eclesiástica, los cardenales de España y el propio Benedicto XVI le acompañaron en la celebración, que tuvo lugar en el Palacio ... Arzobispal. El baño de multitudes había sido horas antes, durante la distancia que separa la Catedral de La Almudena de la casa del arzobispo, en el casco histórico de la ciudad, sobre la calle San Justo. En el recorrido, los peregrinos saludaban al Papa y también al cardenal, a quien le cantaron el «feliz cumpleaños».

El arzobispo de Madrid vive días de intensa alegría. El rostro más joven y vivo de la Iglesia ha desembarcado en Madrid para dar testimonio al mundo de que «la fe es posible», como dijo el cardenal Rylko. En ello, el cardenal se ha dejado la vida en este medio siglo de ministerio sacerdotal. Curtido en mil avatares, Antonio María Rouco Varela conjuga el rigor del canonista con la ternura y la sencillez del pastor. Su empuje y su iniciativa le han puesto además siempre en primera línea de fuego.

Una vida, muchos méritos

Ha sido vicerrector de la Universidad Pontificia de Salamanca, obispo de Santiago de Compostela, relator general de la II Asamblea Especial para Europa del Sínodo de los Obispos y miembro de cinco importantes dicasterios en el Vaticano, entre ellos la Congregación para los Obispos, sobre la que recae la responsabilidad de seleccionar a los nuevos obispos antes de la aprobación papal. La formación de los sacerdotes y de los propios laicos también ha sido una de sus principales preocupaciones. En 1995, el arzobispo de Madrid inició las gestiones para que se constituyera la Facultad de Teología San Dámaso, que desde hace apenas una semanas ha sido erigida como Universidad Eclesiástica. En 1998, el beato Juan Pablo II lo hizo cardenal, y desde 1999 es presidente de la Conferencia Episcopal, salvo en el trienio que fue de 2005 a 2008.

Todos, dentro y fuera de la Iglesia, reconocen los méritos del arzobispo de Madrid. Un hombre con un gran sentido del humor, sereno, cercano y capaz de aglutinar a los sectores más variados de la sociedad, la política, la cultura e incluso el mundo empresarial, cuando se trata del bien común. Así lo ha vuelto a demostrar con esta JMJ.

En 1989, cuando nadie sabía muy bien qué eran las Jornadas Mundiales de la Juventud, el cardenal le pidió a Juan Pablo II que la ciudad del Apóstol acogiera este encuentro. Por entonces solo se había celebrado uno fuera de Roma, el de Buenos Aires, en 1987. El Papa confió en el cardenal y el cardenal confió en el Apóstol. Desde entonces las JMJ se han convertido en una gran peregrinación que une a los jóvenes de todo el mundo en torno al Vicario de Cristo en la Tierra.

El cardenal cumplió ayer sus 75 años. El derecho canónico pide que le presente su renuncia al Papa, quien tiene potestad para decidir en qué momento le retira de sus funciones. Ni el Papa ni Rouco tienen prisa. Son pocos los obreros en la mies.

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