A finales de mayo, Ewan, el hijo de ocho años de Alexandra Ruddy , fue de excursión a una granja escuela en Jersey, Reino Unido . El pequeño se cayó al suelo. «Las heridas no parecían infectadas», explica la madre en Facebook, «pero ... se habían hecho más grandes, así que me preocupé».
Pocos días después, el niño mostró su mano a su madre durante un viaje a la playa. «Noté que el enrojecimiento estaba siguiendo su vena» . Ruddy lo llevó rápidamente al hospital. «Cuando el doctor lo vio, me elogió por reconocerlo y acudir lo antes posible».
Ewan tenía sepsis , un «envenenamiento de la sangre» que mata cada año a más personas que el cáncer de intestino y el de mama juntos. «No es algo que se pueda dejar hasta el lunes», advierte la madre en su post.
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