«Encontrar un donante de médula para Fernando nos ha dado la vida»
El bebé vasco con una rara leucemia será sometido en junio a un trasplante tras meses de espera
ANE URDANGARIN
Últimamente, Fernando no duerme demasiado bien . Está rabioso, muerde todo lo que pilla. Normal en un bebé de diez meses al que le están saliendo los dientes. Así que a sus padres, Pablo y Leticia, les cuesta pegar ojo, aunque en el fondo ... sus desvelos se deben a motivos mucho más serios que a una simple dentición. Fernando es un precioso niño que el día de San Fermín cumplirá un año. Vive en Aretxabaleta, y está enfermo . Aunque actualmente aparenta buen aspecto, estos días recibe quimioterapia en baja dosis a través de un suero que sus padres le dan por las tardes. A partir de la próxima semana, el tratamiento será, afortunadamente, bastante más duro, porque eso significa que han dado con una médula ósea compatible para realizarle un trasplante y tratar, de esta forma, la rara leucemia que padece.
«¿Que cómo estamos? Pues con una mezcla de sensaciones . Por una parte, muy alegres y contentos porque han encontrado una médula, y profundamente agradecidos a ese donante anónimo. Por otra, también sentimos algo de miedo, incertidumbre, porque este es solo el inicio de un camino, de un tratamiento muy largo que sabemos que no va a ser fácil.
El tener una médula compatible es un gran paso , pero ahora nos queda lo más duro», explica su padre, Pablo, que apura estos días en Gipuzkoa realizando mil y una gestiones y trámites. La próxima semana, esta familia atxabaltarra se instalará en Barcelona. Justo dentro de una semana, el día 30, Fernando ingresará en el Hospital Universitario Vall d'Hebron . No saben hasta cuándo. «Eso dependerá de la evolución, pero lo mismo son dos o tres meses que nueve».
Desde principios de año, la vida de los Riviere se planifica a corto plazo. Aunque ya en noviembre se encendieron las alarmas . Fernando tuvo que ser ingresado por fiebre tras recibir una vacuna. A la semana, le realizaron una analítica que desveló una anemia y un número de plaquetas inferior al recomendable. Al mes, le volvieron a examinar. «El médico percibía que el niño no remontaba y nos derivó al Hospital de Cruces. Al principio allí no vieron células malas, pero sí algunas reactivas. Sospechaban que había algo», cuenta el padre.
Tras muchas pruebas, para febrero los médicos le habían puesto nombre y apellido a aquello que minaba la salud del niño: leucemia mielomonocítica juvenil . Este tipo de enfermedad, que afecta preferentemente a niños menores de dos años, es muy poco común y se estima que representa menos de 1% de todas las leucemias infantiles.
Faltan donaciones
Fernando necesitaba un trasplante de médula ósea . Y sus padres no eran compatibles. Entonces, la búsqueda se abrió a los registros internacionales de donantes, puesto que más allá de padres y hermanos (Fernando es hijo único) la probabilidad de que un familiar sea compatible no es mayor que la que puede tener un completo desconocido. Como otras familias en su situación, desde entonces los Riviere han convertido la lucha contra la leucemia de su hijo en un motor a favor de la donación de médula ósea , «que es algo más sencillo de lo que parece». Por eso invitan a visitar la página web de la Fundación Josep Carreras (www.fcarreras.org), que en 1991 creó el Registro de Donantes de Médula Ósea y es la principal referencia en la materia.
Ahora que les ha tocado sufrir tan de cerca la necesidad perentoria de una donación, los padres de Fernando no entienden cómo en España « sólo hay 95.000 donantes de médula cuando es un país líder en otro tipo de donaciones. En Alemania hay 2,7 millones de donantes de médula, y si le sumas los de Estados Unidos, serían 9 millones», cuenta Pablo.
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