Acorralar al virus

El conocimiento de la proteína S del virus (que forma las protuberancias responsables del aspecto de corona) permite definir numerosas regiones de esta molécula. Especialmente la que le sirve para fijarse a la célula del pulmón (también de otros tejidos), penetrar y multiplicarse, alterando así una parte de nuestros órganos.

Pues bien, tres publicaciones de la revista Science, con la autoría de unos cuatrocientos científicos –se impone la cooperación- aportan ahora nueva luz para entender por qué el virus es patógeno y cómo se le puede acorralar. Dentro de la variedad de anticuerpos a que da lugar, se han podido precisar algunos de ellos que son ultra-potentes neutralizando la fijación del virus de fijarse a las células e impidiendo que penetre. Un mapa de la proteína S indica dónde actúan dichos anticuerpos y explica por qué son tan eficaces. Su empleo en terapias pudiera suplir a las vacunas, al menos hasta que estas sean una realidad eficaz.

Los recientes estudios aludidos, aportan también alguna explicación de por qué hay tanta variabilidad clínica de la Covid-19. Hay personas, incluso con serios factores de riesgo, que han sufrido la infección de forma leve o asintomática, mientras que en otros las complicaciones resultaron mortales. Una deficiencia en la producción de interferón explica el que un 10% de los infectados (2,6% mujeres, 12,5% hombres) padezcan la infección más grave. Siendo la producción de interferón(es) una de las barreras innatas que tenemos contra los virus , estos hallazgos científicos deben propiciar un mejor manejo clínico de los enfermos gravemente afectados por Covid-19.