Semana SAnta Sevilla

Misión cumplida: Sevilla se rinde a las vísperas en el día grande de los barrios

La aceptación plena de los sevillanos hacia las cofradías del Viernes de Dolores se revela en las bullas de la periferia a todas horas

La ministra de Justicia, que presidió Pino Montano, abre la pasarela de los políticos en plena campaña

Así hemos contado en directo y minuto a minuto el Viernes de Dolores

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El Cristo de Pasión y Muerte, que salió de nuevo desde los Salesianos, fue una de las estampas del día al portar corona de espinas J. J. Úbeda

Hubo un tiempo no muy lejano en el que una buena parte de la ciudad renegaba de las cofradías de vísperas, elevando al culmen de la sevillanía las viejas tradiciones de visitar los templos o la bajada de la Virgen del Valle. Lo vivido ayer ... en Pino Montano, Bellavista, Heliópolis y hasta el Polígono Sur vino a confirmar que aquel tiempo ya pasó, que la misión de estas jóvenes hermandades está cumplida porque la ciudad está completamente volcada en ellas. Prueba de ello es una estampa: desde más de una hora antes de que saliera Pino Montano, en la explanada situada entre el mercado y la parroquia de San Isidro Labrador no se cabía. Allí se cotizaba más el metro cuadrado de sombra que la primera fila, porque hizo calor, y mucho. El termómetro llegó a marcar los 28 grados pero, al sol, la sensación térmica era muy superior.

El Viernes de Dolores es el día grande de los barrios del norte y el sur de la ciudad, como el Sábado de Pasión lo es de los del este. Hasta allí, a los confines de Sevilla, acuden los sevillanos del Centro, de Triana, del Aljarafe y de todos los puntos cardinales. Hasta la cobertura se pierde porque las antenas no están preparadas para tanta aglomeración.

El tirón de las vísperas es un filón para los políticos en campaña. El depósito del coche oficial de los candidatos hay que volver a llenarlo cuando acaba el día. Son omnipresentes. Hasta la ministra de Justicia, Pilar Llop, cogió la vara de la presidencia del misterio de Jesús de Nazaret en Pino Montano, inaugurando la más que previsible pasarela electoral que veremos esta Semana Santa.

La ministra Llop presidió ayer la salida de Pino Montano junto al arzobispo, el alcalde, el hermano mayor y el párroco de San Isidro Labrador Vanessa Gómez

Allí coincidió la ministra con el alcalde, Antonio Muñoz -con todo su séquito-, y el arzobispo Saiz Meneses. Fuera del cortejo estuvo el candidato popular José Luis Sanz. Nadie quiso perderse a los primeros nazarenos. Y así, entre las habituales broncas entre quienes llevaban desde por la mañana esperando con los que se colocan a última hora delante, los abanicos al viento y el personal sudando se puso en la calle Pino Montano.

Sin duda es la cofradía, junto a Torreblanca, con más nazarenos de las vísperas. Porque allí, en uno de los barrios más poblados de Sevilla, hay cantera de sobra.

Salía el misterio de Jesús de Nazaret con su habitual profusión de cambios y alguna que otra marcha extraña, levantando ovaciones. Pero fue con la Virgen del Amor, en su 25 aniversario, cuando se volvieron a certificar tres de las modas que afectan a la Semana Santa: las petaladas al compás -desde la espadaña se sincronizaron con la banda para lanzar los pétalos y hacerlas así más efectistas-, los himnos cantados y las marchas propias de nueva creación. Los repertorios de las bandas, como la del Carmen, son cada vez más excelsos, salvo cuando los directores se ven obligados a interpretar las composiciones de las hermandades. Contratar a una gran banda y hacerle tocar algunas marchas nuevas es como comprarse un Ferrari para darle un paseo por un polígono industrial.

La frontera sur

Del norte al extremo sur de Sevilla. La Misión llenaba las calles de Heliópolis, que estaban aún repletas de azahar. La cofradía del Claret es la Borriquita de las vísperas, se sostiene y crece gracias al colegio. Tiene un buen número de nazarenos, hasta el punto de que, a eso de las siete, cuando la cruz de guía esperaba para cruzar La Palmera, el paso aún no había llegado a la residencia de ancianos. Allí, con un imponente contraluz por el que el Cristo de la Misión parecía tocar el sol, miró frente a frente a los más veteranos, con la característica sobriedad del paso y del andar. Aquí, las Cigarreras sí regalaron sones clásicos.

Esta hermandad volvió a atravesar esa frontera que es la avenida más larga de Sevilla para visitar el Hospital Virgen del Rocío y regresar al la Ciudad del Sol ya de anochecida.

Las ocho era la hora clave: Bellavista se internaba por Asencio y Toledo, salían Pasión y Muerte y la Corona y se cortaba La Palmera. El tráfico en Sevilla, a esa hora en la que muchos salen de sus trabajos, se complicó. La cantidad de coches que accedían por las torres de Hércules a Bellavista para ver a la hermandad en este barrio con aires de pueblo era enorme.

El Cristo de la Corona por la calle Cardenal Amigo Vallejo Manuel Gómez

Allí, entre casitas bajas y azoteas que hacían de palcos improvisados pasaban los pasos del Dulce Nombre. 'Alma de Dios' al misterio, con aires del Beso de Judas; y 'Virgen de los Negritos' al palio por Asencio y Toledo. Aquí, como en el resto, se pudo comprobar algo característico de estas cofradías: en las últimas parejas también van adolescentes, por la juventud de estas corporaciones.

La noche en la vieja Sevilla

El contrapunto del Viernes de Dolores está siempre en la sobriedad de Pasión y Muerte y la Corona. La primera alcanzaba ya de noche la calle Febo con la estampa del día: el crucificado de Navarro Arteaga con corona de espinas, que le dotó de mayor fuerza a la imagen, bajo la media luna. Apenas 70 nazarenos, que son casi un 70% más de lo que sacaba hace unos años, señalan el crecimiento de esta hermandad humilde que ha ganado saliendo de los Salesianos. Y, por el Arenal, el Cristo de la Corona. Un cortejo similar, breve y con buen gusto, internándose por la calle Real de la Carretería entre el incienso, la coral y el sabor antiguo de una magnífica talla.

A Viernes de Dolores, en el que también salieron las agrupaciones de Rochelambert y el Polígono Sur, habrá que sumarle el año que viene los nazarenos de esta última, que ya será hermandad, y quizá una nueva cofradía: la del Cristo de los Desamparados del Santo Ángel. Las vísperas han triunfado.

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