Primera Madrugada en Los Gitanos sin Cayetana de Alba
La duquesa de Alba, hermana de Los Gitanos desde muy joven y camarera de honor, reposa para siempre desde el pasado otoño junto al Señor de la Salud y Angustias Coronada
Primera Madrugada en Los Gitanos sin Cayetana de Alba
A Cayetana le habría gustado -escribió el maestro Burgos- que le hubiesen hecho el entierro que, pocas semanas después del suyo, le brindaron a la Reina Fabiola de los Belgas, a quien cantaron en su adiós no las sevillanas de Manolo Garrido, que tanto gustaron ... a San Juan Pablo II, sino la Salve Rociera del olé, olé, que regalaron a la Señora de Almonte dos genios: Rafael de León -luna, sol, norte y guía- y Manuel Pareja-Obregón. Aunque a Cayetana no le hubiesen disgustado las sevillanas al Cristo de los Gitanos, de Manolo Melado, para bailarlas en el tablao de la Gloria junto a su adorado Enrique «El Cojo», el renco que bailaba con más ángel.
Primera vigilia de la Madrugada en Los Gitanos sin su castiza duquesa
A Cayetana, crisol perfecto en el que se fundían nobleza y pueblo, dama castellana que entroncaba con el sentir calé, gustaba de la alegría y ella, duquesa de Alba que se puso al mundo por montera, le habría entusiasmado que, como a Fabiola, la despidieran a los sones de la Salve más rociera antes de irse para reposar en la hornacina que a modo de breve nicho la acoge para siempre en su iglesia de la Hermandad de Los Gitanos, allí por donde el aire de Sevilla da una verónica de canela y clavo al nomenclátor ante el Señor de la Salud y María Santísima de las Angustias Coronada.
Hoy es Jueves Santo. Primer Jueves Santo sin Cayetana Alba. Primera vigilia de la Madrugada en Los Gitanos sin su castiza duquesa, camarera de honor y Llave de la Hermandad que siempre -toda una vida- se entregó por su cofradía, la de la gente del bronce...
- Hace muchísimos años que soy hermana de la cofradía , tantos que ni me acuerdo. Además soy muy mala para las fechas. Lo que sí te puedo decir que me hice hermana cuando todavía era soltera.
Esto me respondió Cayetana cuando tuve el honor de entrevistarla en octubre de 1988 con ocasión de la coronación canónica de la Virgen de las Angustias. «Un sueño que, por fin, se va a convertir en realidad», subrayó. Ella se había limitado a continuar una tradición familiar de la Casa de Alba...
-Así es. La Casa de Alba -añadió- está unida a la hermandad desde muchísimo tiempo atrás. Cuando la Guerra Civil, la cofradía perdió mucho y tuvo enormes desperfectos. Los pasos por aquel entonces se guardaban en nuestra casa de las Dueñas y sólo salían de allí cuando llegaba la Semana Santa. En casa se guardaron los enseres mucho tiempo hasta que la cofradía pudo volver a la normalidad.
Una tradición familiar que felizmente continúa enraizada con la Hermandad de los Gitanos, pues hace ya muchísimos años que quedó consolidada, en especial con sus hijos menores, Cayetano, costalero en el paso del Señor de la Salud, y Eugenia.
Fue muchísimo cuanto hizo y ofreció Cayetana por su hermandad . Basta recordar tan sólo que ella fue clave para que la corporación encontrase su definitiva casa en la antigua iglesia del Valle, previa cesión por parte de la Gerencia de Urbanismo de la parcela que ocupa el templo. Ocurrió en el mes de noviembre de 1996, siendo hermano mayor Juan Miguel Ortega Ezpeleta. La antigua iglesia se hallaba completamente en ruinas, entre ripios y escombros, y sin cubierta, refugio propicio para Dios sabe qué intenciones.
Madrugada de 1999
La hermandad, peregrina histórica por templos sevillanos, hubo de marcharse de la parroquia de San Román, su anterior sede canónica, por clausura del templo debido a su pésimo estado de conservación. Se estableció provisionalmente en la hoy en obras iglesia de Santa Catalina, con salida desde el vecino templo de Los Terceros, sede de la Hermandad de la Sagrada Cena. Aquello terminó en 1999, no sin algún que otro contratiempo a causa de un temporal. En la Madrugada de ese año, la cofradía salió por primera vez desde su nuevo y anhelado templo, erigido canónicamente como santuario de Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de las Angustias Coronada.
Coincidiendo en el tiempo con el proyecto de la reconstrucción y rehabilitación de la antigua iglesia del Valle para sede canónica de Los Gitanos, Cayetana de Alba dio otra muestra de su generosidad con la hermandad, del mismo modo que tantísimas veces -las más- la ejerció de forma callada y anónima con los más necesitados. En esta ocasión donó el manto bordado de salida para la Virgen de las Angustias. Fue un proyecto que se acometió a finales del verano de 1996 en el taller de bordados de Fernández y Enríquez, en Brenes, y ejecutado en poco más de tres meses. Ella, Cayetana, incluso tuvo la oportunidad de dar algunas puntadas durante una visita que realizó al famoso taller brenero.
El manto fue diseñado por Fernando Enríquez hijo y para ello se inspiró en los dictados de los bordados de finales del siglo XIX, especialmente en los realizados por el taller de las hermanas Antúnez. Fue bordado en oro sobre terciopelo de color burdeos y cuenta con la particularidad de lucir en el centro el escudo de la Casa de Alba, confeccionado en seda y oro. La obra es una sucesión de puntos y técnicas distintas, entre las que por su vistosidad destaca la escama de lentejuelas que remata gran parte de las piezas que lo integran. A mediados de enero de 1997, el manto quedó expuesto para la admiración pública.
Cayetana está desde el pasado otoño, y para siempre, junto a su Nazareno de la Salud y sus Angustias. En el templo terrenal se custodian sus cenizas. Un imperecedero testimonio de agradecimiento para la que eternamente será recordada como la Duquesa de los Gitanos.
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