La Universidad revisa la precursora obra bioclimática del arquitecto Jaime López de Asiain

La muestra lleva el subtítulo de, 'De la Exposición Iberoamericana de 1929 a la Exposición Universal de 1992', dado que refleja la conexión arquitectónica de los dos edificios de la Universidad de Sevilla entre dos momentos históricos. El primero, en Reina Mercedes, en el contexto de la expansión universitaria posterior a la Exposición Iberoamericana, y el segundo, en la Cartuja, como resultado de la adaptación del pabellón de la Expo 92 a uso universitario, reafirmando así el legado de López de Asiain en dos de los eventos más importantes de la historia reciente de Sevilla.

La obra de López de Asiaín estuvo marcada de hitos fundamentales en la historia de la arquitectura española, siempre con un permanente compromiso por un lenguaje de una marcada modernidad, sin renunciar a su preocupación por el control bioclimático. Su trabajo destacado en este apartado fue el acondicionamiento bioclimático de los espacios abiertos de la Expo 92, uno de los estudios y proyectos de trabajo más importantes de quien se considera el gran ideólogo y principal impulsor de la arquitectura bioclimática en España.

Jaime Lopez de Asiain recibió el Premio Nacional de Arquitectura de 1969 por su proyecto para el Museo Español de Arte Contemporáneo (Madrid), desarrollado junto con el entonces recién titulado Ángel Díaz Domínguez, fallecido en 2020. Fue profesor invitado impartiendo cursos en las universidades de Berkeley y Arizona (EE. UU.), Roma, Milán, Lisboa y varias de América latina.

Entre sus muchos trabajos, colaboró con César Ruiz Larrea en 2010 para la realización de la sede de la Agencia Andaluza de la Energía en el espacio donde estuvo el Pabellón de Alemania, y que es considerado una referencia en arquitectura bioclimática.

En 1965 obtuvo plaza de catedrático –el catedrático más joven de su tiempo– en la recién creada Escuela de Arquitectura de Sevilla, de la que fue subdirector entre 1965 y 1971. En esta Escuela fue catedrático de Estética y Composición Arquitectónica desde 1965. Durante aquellos años ya hizo algunos proyectos con un cierto «enfoque bioclimático», entre otros, el de la Escuela de Ingenieros (actualmente Ingeniería Informática) de la Universidad de Sevilla (1964), que hoy alberga su exposición, edificio organizado en torno a una serie de patios ajardinados y con un gran cerramiento dotado de un sistema de protección solar con enfriamiento evaporativo en una de sus fachadas principales.

Por sus clases de la Escuela pasaron los hoy arquitectos como José Ramón Sierra, Juan Suárez, Guillermo Vázquez Consuegra, Francisco Torres, Antonio Cruz y Antonio Ortiz, Javier Queraltó, entre otros muchos.

Ahora esta muestra, que podrá verse también en un futuro próximo en la Escuela Superior de Arquitectura, pone en valor el edificio de la Escuela de Ingenieros que se distingue por su enfoque avanzado en bioclimatismo y sostenibilidad, características que marcan un antes y un después en la arquitectura universitaria y que continúan siendo un referente en la actualidad.

La Escuela de Ingenieros Industriales se proyectó entre 1962 y 1964 y fue construida entre los años 1965 y 1967. En aquella época, pocos arquitectos hacían hincapié de manera específica en sus diseños en el área del bioclimatismo: «hablamos de un arquitecto que se adelantó de manera intuitiva una década antes a la necesidad de adaptación bioclimática de los edificios, con un edificio de gran envergadura que refleja la modernidad en el diseño arquitectónico en Sevilla», explica María López de Asiain, profesora de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura, comisaria de la exposición e hija del arquitecto.

«Había una clara conciencia sobre cómo utilizar la luz natural para favorecer el buen funcionamiento del edificio. También se desarrollaron estrategias de enfriamiento evaporativo mediante la utilización de elementos de agua, imprescindible para los meses de calor en Sevilla», subraya la profesora de la ETSA.

Pasados los años, se propone trasladar la Escuela de Ingenieros a la Isla de la Cartuja, convocándose un concurso internacional de arquitectura para la adaptación de lo que había sido el Pabellón Plaza de América de la Expo del 92 a uso universitario. Resultó elegido el equipo de López de Asiain, por lo que se convirtió en el autor de ambos edificios.