Martirio: «El mejor premio para mí es que la gente siga viéndome»

—¿Cómo podría definir 'Al sur del tango'?

—Es un espectáculo basado en el tango y en las raíces hispano-argentinas, que tienen que ver con la copla. La copla para mí es la mujer y el tango es el marido. Las composiciones se oían a ambos lados del Atlántico. Se emparentaban amores, distancia y exilio. Es un proyecto muy bonito que tenía muchas ganas de hacer. Estoy muy enamorada del tango. A mis padres le encantaba. En 1998, empecé a cantar tango metiéndole soleá por bulería con Chano Domínguez. Lo hice en mi viaje a Buenos Aires. He ido pergeñando un repertorio y le he dado una vuelta por el sur a los tangos que más me atañen y me gustan. El tango tiene que ver mucho con la copla por los temas que tratan: el amor atormentado, el desamor, los amigos, el desencuentro, la soledad, el exilio, la nostalgia, etc. El tango tiene una gran lírica y poética y es muy teatral.

—¿Cuál es el primer tango que recuerda?

—El primer tango que oí fue 'A media luz'.

—En el concierto sonarán piezas de Chano Domínguez, Chavela Vargas, Lila Downs, Omara Portuondo, Kenny Drew Jr. o Raúl Rodríguez, entre otros.

—En este espectáculo vamos a cantar temas desde Gardel hasta Piazzolla. También cantaremos obras de grandes compositoras como Eladia Blázquez, que junto a Piazzolla hizo temas preciosos. Es un proyecto que me tiene muy contenta. No se imagina cómo suena eso.

—En el escenario le acompañarán Marcelo Mercadante al bandoneón, Jesús Lavilla al piano y Olvido Lanza al violín.

—Jesús Lavilla es un tipo genial. Hacía nueve años que no tocábamos juntos. Es gran conocedor del tango y de la copla. Nunca había tocado con bandoneón y violín. Marcelo Mercadante es un gran maestro del bandoneón afincado en España y Olvido Lanza es una violinista fantástica. Los cuatro estamos enamorados del proyecto. Estamos muy ilusionados en meter los tangos en ¾. Yo me siento y digo: «Tocad ustedes». Me siento a admirarlos. Con Susana Rinaldi, gran intérprete del tango, canté unos conciertos. También actué con Walter del Río y grabé en el disco de Marcelo Mercadante hace diez años. Este me dijo que le encantaba cómo sonaba el tango en mi voz. También he cantado con Daniel Binelli y Polly Ferman, dos grandes del tango argentino. Es un género que llevo mucho tiempo persiguiendo. El tango se acopla muy bien y la copla se atanga muy bien. Hemos hecho también unas sevillanas argentinas que me compuso Mariana Kesselman. Es una psicóloga argentina. Hay muchas connotaciones temporales. Cuando era pequeña se oía mucho tango en España. En mi casa se escuchaba a Carlos Gardel y Carlos Acuña. Sara Montiel hizo muchos tangos en sus películas.

—¿Qué supone actuar en un escenario como el Cartuja Center y ante el público sevillano?

—Es el segundo concierto que vamos a hacer. El 27 de marzo lo estrenamos en Valencia. He vivido muchos años en Sevilla. Tengo en Sevilla a mucha gente que quiero. Mi hijo es sevillano. El Cartuja Center es un lugar emblemático. He actuado dos o tres veces allí. La gente va a disfrutar de algo muy especial. Son temas intemporales y de gran riqueza.

—¿Qué queda de esa joven artista que debutó con Jarcha en 1980?

—Lo que queda es mucha ilusión. Siempre tienes ese miedo precioso de saber si vas a conectar con el público. Tengo mucha ilusión y ganas. Eso es lo fundamental. La música me da salud, alegría y me llena completamente.

—En su vida se han cruzado grandes genios como Raimundo Amador, Kiko Veneno, Chano Domínguez, etc.

—Tengo unas cuarenta colaboraciones con gente maravillosa. Siempre que puedo aportar algo, lo acepto. Me encantó cantar con Chavela Vargas, Compay Segundo, Ojos de Brujo o Amancio Prada. Kiko Veneno, Chano Domínguez y mi hijo Raúl (Raúl Rodríguez) son mis tres puntales.

—Con su hijo Raúl hizo precisamente un disco de homenaje a Chavela Vargas.

—Lo de Raúl es punto y aparte. Es un musicazo y un antropólogo. Él tiene su propia carrera con Caraoscura y Son de la Frontera, y se ha llevado veinte años con Kiko Veneno. A mí me ha producido cinco discos y es una maravilla actuar con él. Siempre ha estado muy cerca de mí, pero lo que pasa es que él tiene su trabajo y el Caribe afroandaluz. Es un estudioso. Nos llevamos sólo veinte años y eso te da mucha complicidad. Él ha crecido conmigo, con Pata Negra y con mis encuentros con Kiko.

—¿Qué supuso para usted recibir en 2016 el Premio Nacional de las Músicas Actuales y en 2019 la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes?

—Los premios son maravillosos, como la Medalla de Andalucía o la Medalla de Huelva. Mi carrera ha sido muy bonita, no comercial. Siempre he tirado para adelante investigando y tratando de ofrecer cosas nuevas. El mejor premio es que la gente siga viéndome. Estoy trabajando y sigo recibiendo el cariño de la gente a pesar de que le propongo siempre cosas distintas. Hay gente muy distinta en mi público: jóvenes, público medio y adulto. Todos quieren música verdadera. En España hay mucho talento. De la edad de Raúl hay muchos músicos preparadísimos que no son los que se oyen en la radio. Lo que se oye está muy mediatizado. Es música de hoy para mañana. Es difícil que esa música tan comercial perdure. Hay gente fantástica tocando, componiendo. En Sevilla hay mucho talento y gente que sabe apreciar la música.