Jóvenes talentos andaluces que vienen empujando fuerte
Los músicos de la Academia de Estudios Orquestales de la Fundación Barenboim-Said ofrecen un gran concierto en San Telmo
La Fundación Barenboim en favor de Ucrania
Carlos Tarín
Sevilla
San Telmo Abierto. Ciclo de conciertos.
- Programa: 'Primavera 2023'. Obras de Danzi, Bach, Schubert, Vieuxtemps, Rachmaninov e Ibert.
- Intérpretes: Alumnos de la Escuela de Estudios Orquestales. Fundación Barenboim-Said.
- Lugar: Capilla del Palacio de San Telmo.
- Fecha: 21/04/2023.
Raramente desperdiciamos la oportunidad de conocer y dar a conocer la cantidad de excelentes músicos que tenemos en Andalucía. La Academia de Estudios Orquestales de la Fundación Barenboim-Said es otra fuente para preparar a nuestros jóvenes con un alto nivel musical, tanto con destacados ... profesores llegados de todo el mundo como promocionando conciertos como este, donde se muestren esos conocimientos adquiridos, la evolución de los jóvenes y conseguir la principal finalidad de la música, abducir al oyente, logrando que esa música les llegue al alma.
A modo de introducción y despedida, un excelente quinteto de viento ejercía estas labores protocolarias, no decimos que a modo de fanfarria, que no era el carácter de ninguna de las dos piezas presentadas, pero sí esa cierta naturaleza solemne que parece inherente a los vientos. La evocadora flauta de Jaime Ramos Fuentes, el bucólico oboe de Mª Lejuan Terán Muiño, el incisivo de clarinete de José Muñoz Román, el penetrante fagot de José Manuel López Agarrado y la trompa de Mª Dolores Paloma Marín consignaron el nivel elevado de los jóvenes nada más abrir el recital con uno de los quintetos de Franz Danzi, el op. 68 n.º 1 en La mayor, un género por el que Danzi es especialmente conocido, si bien el clasicismo en manos de compositores que no especialmente dotados no suele sobrepasar de un carácter anecdótico o funcional. Aquí nos sirvió para admirar la valía de los cinco instrumentistas -aunque contenga pocos momentos en los que destaque cada uno de ellos-, si bien personalmente nos sorprendió la perfección de la trompista, ya que incluso en músicos profesionales estamos acostumbrados a oír 'trompazos' más tarde o más temprano. La joven no sólo tuvo algunas elevaciones muy precisas hacia el agudo, sino que estuvo aún mejor en sus enunciados en 'piano', verdadero talón de Aquiles del metal, y que la trompista dio con un sonido homogéneo y completamente afinado. Sinceramente, disfrutamos más de este quinteto en las 'Tres piezas breves' de Ibert, una música con más 'mordiente' e interés que Danzi, con lo que cerraron el programa de manera más atractiva.
Siguió el violista Darío F. García Garrido, primero con el 'Preludio' de la 'Suite n.º 6 para violonchelo' de Bach, en una transcripción para viola, en la que ya dio muestras de su buen hacer y de la dificultad de la pieza (anticipo de los aprietos que supone la suite entera). Decimos esto porque, a pesar de su innegable maestría, algunos detallitos se le fueron de manera casi imperceptible; sin embargo, nos ofreció dos piezas más que interesantes, como otra adaptación del chelo a la viola del 'Allegro moderato' de la Sonata 'Arpeggione' de Schubert, con esa sonoridad 'distinta' que aporta la viola; por cierto, un muy buen instrumento, de graves preciosos, con destacado sonido de madera, y que el joven supo aprovechar con nivel de excelencia, al igual que el 'Capricho para viola sola' op. 55 de Vieuxtemps, que aún diríamos que nos gustó más.
Ha nacido una estrella
Pero la verdadera estrella del recital fue Álvaro Lozano Cames, un joven malagueño entre los 15 y 16 años que, en una cata a ciegas, no sólo no adivinaríamos su edad, sino que empezaríamos a decir nombres de reconocidos chelistas. Tal es su madurez interpretativa, su fuerza, su corazón. De otra manera, nadie hubiera elegido en un concierto de jóvenes intérpretes una obra del calado, dificultad y vehemencia de la 'Sonata para violonchelo y piano' op. 19 en Sol menor de Rachmaninov, en la que un breve 'Lento' introduce tres 'Allegros' seguidos; 'Allegros' de Rachmaninov, no de Mozart. Ímpetu, perfección técnica, extraordinario sonido, garra, musicalidad, intención… Al piano estuvo Natalia Kurchaeva, quien había acompañado también a García Garrido, que, por cierto, le estuvo pasando las páginas, dada la torrencialidad de la tremenda partitura, y en la que estuvo especialmente bien, navegando entre la tormenta chelística sin que le temblara el pulso.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete