First Dates
Una discusión sobre toros enturbia una cita: «No se puede tolerar la tortura bajo ningún concepto»
Almudena es una antitaurina militante mientras que Jacobo no tiene demasiado en contra de las corridas
ABC PLAY
A Carlos Sobera y los suyos se les acumula el trabajo. Decenas de solteros llaman a diario a las puertas de «First Dates» con la esperanza de que en «el restaurante del amor» también ellos tendrán suerte. «Este no es un restaurante ... cualquiera» , recuerda siempre Sobera al empezar el espacio de Cuatro. Como viene siendo habitual, «First Dates» no defrauda a la hora de mostrar al espectador lo más granado de la sociedad española . Solamente con la primera pareja de la noche de este jueves se cubrió el cupo de personajes por programa.
El programa está explorando nuevas fórmulas y giros en el guión para evitar monótono y previsible. Últimamente se stán volviendo costumbre las expediciones familiares a «First Dates» , en las que dos o tres miembros de la misma familia van al restaurante de Sobera a encontrar el amor en piña.
Este martes fueron Raúl y Almudena, de 23 y 22 años, dos hermanos murcianos, que se aparecieron en plató juntos para asesorarse mutuamente e intentar salir de allí cada uno por su lado. Él era un exmilitar, ahora estudiante, que no parecía tener muy claro qué hacía allí ni qué buscaba. Su hermana corroboró lo anterior, aunque ella si parecía estar más convencida sobre el tipo de hombre que andaba buscando en el programa de Cuatro.
El espacio de Sobera constituye también un privilegiado observatorio sociológico desde el que conocer más y con mayor profundidad la psicología y costumbres de los españoles. Las conversaciones, los temas que causan tensión y los tabúes son un fiel reflejo de lo que somos y cómo nos comportamos en sociedad.
A Almudena, el par femenino de los hermanos que fueron al programa, le tocó sentarse a la mesa con Jacobo, un joven sonriente y simpático con el que tuvo sintonía desde el primer momento. Sin embargo, al poco tiempo de empezar a cenar salió a relucir uno de los grandes temas que enervan y dividen a los españoles: los toros .
Ella, inquisitiva, preguntó a su pareja, con segundas, si le gustaban los toros. A Jacobo l e pilló la pregunta a pie cambiado y no supo muy bien cómo responder. Balbuceando, dijo que «bueno...no, tampoco sé muy bien de qué va el tema, aunque no sé por qué no va a poder ir la gente a la que le gusta », y continuó, «me parece que es cultura, no entiendo porque la gente está en contra».
Almudena saltó a la yugular al instante tirando de eslógan: «La tortura no es cultura, la tortura no es cultura...Estás respetando el maltrato a un animal y bajo ningún concepto se puede tolerar el maltrato ». Jacobo recibió sus palabras con cierta sorpresa y la tensión se mantuvo todavía unos minutos.
A pesar de ello, los aspirantes dejaron de lado sus diferencias y compartieron una agradable cena en la que descubrieron sus puntos en común y acabaron dándose el «sí, quiero» .
Una discusión sobre toros enturbia una cita: «No se puede tolerar la tortura bajo ningún concepto»
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