Schygulla: «Almodóvar está llegando ahora a la ternura de Fassbinder»

-El Festival arrancó ayer con «Protocolo de sueños», un mediometraje del que usted es responsable.

-Nunca pensé que pudiera hacerlo. También es cierto que mi labor en este caso no ha pasado por temas como los tiempos, la producción...

-¿Cómo definiría su trabajo?

-Nació hace muchos años. Luego se quedó dormido en una maleta, hasta que lo desperté ante la propuesta de una retrospectiva en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Como no me gustaba el hecho de que todo fuera retrospectiva, me pareció bien que se presentara algo que no se conociera. Nació de una frustración. Fassbinder y yo preparábamos una película, pero murió su amigo y me dijo que en esos momentos tenía que hacer otro tipo de filme. Yo tenía energía para entrar en otra forma de existir, que era el crear.

-¿Qué tipo de cosas?

-Los sueños que tenemos de noche. Siempre tuve interés en atraparlos al vuelo, porque se desmoronan rápido.Noté que un sueño determinado había sido la llave y lo anoté. Lo llamé «protocolo del sueño». Me puse delante de la cámara sin ningún freno, completamente libre. Dejé correr mi subconsciente y sentí que aquello tenía un efecto liberador. Todos somos artistas cuando soñamos. Son metáforas que no nos contamos cuando estamos despiertos. Estoy feliz, porque el MoMA me pidió una copia.

-¿Aprendió español cuando rodó con Saura y Trueba?

-He pasado bastante tiempo en Iberoamérica. Un día encontré a García Márquez en un café de París. Me miró y me dijo: «Yo tengo algo para usted». Era un guión. Luego hubo otro: una serie de seis capítulos.

-¿Es verdad que Almodóvar le propuso actuar en «Matador»?

-Me lo encontré en Barcelona y me lo comentó, pero no me llamó.

-¿El cinesta manchego y Fassbinder tienen mucho en común?

-Almodóvar se me presentó como el nuevo Fassbinder. Sin embargo, entre ambos había toda una generación de por medio. Él está llegando ahora a la ternura de Fassbinder, donde se abraza al ángel de las alas rotas.