LA SUERTE CONTRARIA
Un congreso peligroso
El PP debe mostrar de modo claro en qué cree y cuáles son sus principios irrenunciables
Complejos de pobres
Vivir para contarlo
De todo lo que el PP va a debatir en su congreso lo único que nos interesa es la relación que va a mantener con Vox en el futuro y el plan para que Feijóo sume más síes que noes en la sesión de ... investidura. Aunque ambas cuestiones son, en realidad, la misma: de la relación que vaya a mantener con Vox van a depender sus posibilidades de desalojar al PSOE de Moncloa. El resto de cuestiones son accesorias y harían mal en enredarse frívolamente en asuntos internos que a nadie interesan. España atraviesa un momento crítico y no estamos para perder el tiempo viéndolos definir sus procesos de primarias. Entre otras cosas porque hablar de primarias ahora implica constatar que en lo que están pensando es en lo que puede pasar si no son capaces de gobernar y tuvieran que cambiar el liderazgo. Si Feijóo tiene pensado ganar y gobernar España los próximos ocho años, los detalles de las primarias para su relevo son irrelevantes.
Ha llegado el momento de que la derecha comprenda que el antisanchismo no es un proyecto. El antisanchismo es, en todo caso, la consecuencia de un proyecto. Por mucho que lo intenten, no se puede construir sobre un negativo y para saber lo que está mal primero tenemos que saber lo que está bien y por qué. No es: «Estamos contra Sánchez y, como consecuencia, creemos en estas cosas». Más bien al contrario: «Como creemos en estas cosas, estamos contra Sánchez». El PP debe mostrar de modo claro en qué cree y cuáles son sus principios irrenunciables. Pero si son irrenunciables son irrenunciables. La consecuencia de no renunciar a ciertos principios es la imposibilidad de gobernar en coalición con Vox, lo cual no cierra la puerta a negociaciones en aquellos aspectos en los que sí que puedan estar de acuerdo. Si aun así Vox no está dispuesto a facilitar un gobierno del PP en solitario, tendrá que explicar muy bien a sus votantes que vamos a nuevas elecciones porque, por su culpa, Sánchez no va a ser desalojado de Moncloa.
El compromiso de que no habrá un gobierno de coalición provocará que algunos votantes de Vox comprendan que su voto no es el más útil para un cambio y se agrupen en torno al PP; que algunos votantes moderados del PSOE no tengan miedo a quedarse en casa; que los catalanes y las mujeres no voten en masa al PSOE como refugio anti Vox; y que algunos abstencionistas elijan la papeleta del PP. Ese es el camino para llegar a 155-160 diputados y facilitar la abstención de Vox.
Si optan por lo contrario, es decir, por seguir mostrándose como un espacio vacío de identidad, indefinido en cuanto a la relación con Vox y se limitan a colocar en primera línea a perfiles más agresivos y más 'antisanchistas', solo lograrán reforzar las tesis de Vox, habilitar sus planteamientos, provocar una fuga de votos del PP a Vox –si el juego se limita a ver quién es más 'duro', van a perder– y dar posibilidades a un PSOE moribundo, dejando, de paso, tocada de muerte tanto la Constitución como el espacio de la derecha liberal en España. Está en su mano.
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