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TRIBUNA ABIERTA

Un largo aplauso

La inacabable ovación a la Princesa de Asturias en el Congreso fue la manifestación de un sentimiento y una esperanza compartidos: la Corona como baluarte de las libertades y hermosa encarnación de España, la convicción de que cuando las cosas vengan mal dadas el Rey volverá a ser el desfibrilador moral de la nación

Emilio Lara

Entonces, ir al cine tenía algo de rito. A veces, delante de la taquilla se formaban largas filas para sacar la entrada mientras la gente observaba el cartel de la película y los afiches de los fotogramas expuestos tras las vitrinas. Muchos cines tenían algo ... de palaciego por su amplitud, suntuosidad y unos pesados telones que se descorrían para mostrar una pantalla oceánica. Me gustaba sentarme en primera fila del anfiteatro, en el gallinero, porque era más barato, pero sobre todo, porque acodado en el grueso antepecho de madera tenía la la sensación de ser el grumete de un navío de línea. Si la película gustaba mucho, al final, los espectadores rompían a aplaudir de manera espontánea, con una gratitud donde afloraba la emoción contenida durante la proyección. A pesar del tiempo transcurrido, como no me da vergüenza, en ocasiones aplaudo cuando salen los títulos de crédito, y sonrío cuando se me adelanta alguien al batir palmas.

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