Qué es una implosión catastrófica y por qué sucedió en el submarino Titan

La empresa estadounidense OceanGate, propietaria del sumergible, organizaba expediciones turísticas hacia la zona en la que se encuentran los restos del mítico Titanic y el viaje de ese día, con cinco tripulantes, acabó con el peor de los escenarios. Así, casi dos horas después de que el sumergible empezara su descenso hacia el transatlántico naufragado se perdió el contacto con él y empezaron los peores presagios. Tras cuatro días de búsqueda desesperada, se pudieron encontrar los restos del Titan.

Entre las causas de la tragedia aparecieron varias razones, que generaron mucha indignación. Así, se detectaron fallos en el diseño estructural del vehículo y también falta de certificaciones y pruebas de seguridad, algunos de ellos en el sistema de flotabilidad y fallos en expediciones previas. Sin embargo, por encima de otras causas, se acabó confirmando que una implosión catastrófica fue el causante de la tragedia.

La implosión catastrófica, que fue barajada desde un primer momento como la principal causa del accidente, es un colapso repentino de una estructura que se da por altas presiones. En este caso, alguna fuga o daño en la estructura del Titan provocó que, en cuestión de segundos, la presión externa pasara a ser mucho mayor que la interna y todo ello llevó a su implosión, que viene a ser una explosión pero no hacia afuera.

Así, la nave se vio expuesta a una «brutal» presión, como explicó ABC en su momento a partir de las explicaciones del Capitán de Corbeta del Centro de Buceo de la Armada Española, Cristian Gimeno. Su descenso era a unos 4.000 metros de profundidad y el casco del submarino, por la presión repentina, fue aplastado por la propia presión externa.

La composición de la nave también propició la implosión. Y es que los elementos con los que estaba construido el Titan, una combinación de titanio y fibra de carbono compuesta para su envoltura, no son los materiales más habituales para vehículos de inmersiones en aguas profundas. Aunque son de última generación, y muy típicos por ejemplo en aviones o Fórmula 1, no tienen un buen comportamiento bajo presión constante, como las de las profundidades oceánicas, y acabaron contribuyendo a la tragedia.

Así, los expertos tienen claro que esta composición llevó a la debilidad estructural. Estos materiales no actúan al mismo ritmo cuando están expuestos a altas presiones, como el escenario que se encontraron cerca de los restos del Titanic. Eso pudo llevar a algunas fracturas microscópicas que fueron letales.

Los expertos en el caso también destacaron que la muerte de los cinco integrantes, entre los que se encontraba el propietario de OceanGate, fue «instantánea» y que no llegaron a sufrir ni la angustia de estar atrapados durante días sin saber si podrían llegar a ser rescatados o cuánto podrían estar sin oxígeno del exterior y tampoco de dolor, puesto que la suya fue una muerte súbita. Este, de hecho, fue uno de los aspectos que más malestar generó entre los que esperaban, en superficie, tener un buen desenlace de la desaparición del Titan.