Reducción de la presión en los grifos domésticos contra la peor sequía registrada en Cataluña

«Hay que tomar medidas extraordinarias sin esperar a que los embalses lleguen al límite del 16%«, ha explicado hoy el director de la Agencia Catalana del Agua (ACA), Samuel Reyes, en alusión al límite que determina el estado de emergencia. Ahora las reservas catalanas están al 18,85%, en una situación especialmente grave en la cuenca del Ter-Llobregat, donde se concentra el grueso de la población catalana.

Con campañas de concienciación, y medidas concretas que no se han detallado aún, la administración catalana pretende hacer frente a lo que es la peor sequía registrada, tanto por su duración -36 meses-, por su intensidad -lluvias están por debajo de la media- y por la superficie afectada -que es gran parte de Cataluña-.

En paralelo, Agbar ha detallado hoy las medidas técnicas que ya está probando para reducir el consumo, entre estas, la viabilidad técnica de reducir la presión en la red en caso de que la Agencia Catalana del Agua decrete el estado de emergencia. Según ha detallado la compañía, las pruebas no han comportado ninguna incidencia. La reducción de presión se haría durante unas horas durante la noche, y solo se notaría en los pisos más altos. En los subsectores donde ya se ha probado la medida, el ahorro ha sido del 7,6%.

Por otra parte, desde Agbar se ha reclamado que se extienda al río Besòs, como ya pasa en el Llobregat, las actuaciones necesarias para la utilización de «agua regenerada», un agua residual que, una vez depurada, recibe un tratamiento adicional para que se pueda reutilizar en diversos usos. En este caso, el agua una vez depurada no se devuelve al río para que se pierda, sino que se bombea río arriba para que vuelva a ser captada por una planta de tratamiento ubicada en la parte superior del cauce.

Actualmente, Aigües de Barcelona envía 1.500 litros/segundo de agua regenerada desde la depuradora del Baix Llobregat, aguas arriba del río Llobregat, hasta Molins de Rei para ser reutilizada como agua prepotable. Esta agua se capta ocho kilómetros más abajo, en la planta de tratamiento de agua potable de Sant Joan Despí, para potabilizarla y enviarla a la red de distribución y seguir así el ciclo del agua.

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Por ello, Agbar «ve imprescindible desplegar el proyecto Next Generation en el polo Besòs, valorado en unos 1.500 millones de euros«. »Esta inversión permitiría dejar de depender del agua de lluvia y garantizar la resiliencia hídrica de cinco millones de ciudadanos de la región metropolitana de Barcelona. Con este proyecto, ésta sería la última sequía en términos de reservas y consumo de agua«.

Ciertamente, la importancia de la regeneración, y la desalinización, se adivinan como claves, ya en la actualidad. En un año normal, apunta la compañía, el 95% de los recursos de agua para la metrópoli de Barcelona están vinculados a la climatología, es decir, agua superficial y subterránea, mientras que el 5% es agua de mar desalinizada. En la situación de sequía actual, el 19% del recurso hídrico corresponde a agua superficial (ríos, principalmente), el 23% a agua subterránea (pozos y acuíferos), el 33% a agua desalinizada y el 25% a agua regenerada.