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DÍA MUNDIAL DEL AGUA

El agua como fuente de conflicto en España

El conflicto más ruidoso es la lucha entre Castilla-La Mancha y Murcia por el trasvase del Tajo al Segura

MANUEL RAMÓN LLAMAS, de la REAL ACADEMIA DE CIENCIAS

Con notable persistencia, los medios de comunicación hablan de que, en este siglo, la lucha por el agua va dar lugar a más guerras que la lucha por el petróleo . Esta opinión fue desmontada hace ya casi veinte años por el profesor de la Universidad de Oregón, Aaron Wolff. Dicha universidad tiene un archivo de todas las guerras -conflictos armados desde los tiempos de Carlo Magno-. Totalizan unos cinco mil episodios bélicos.

Pues bien, el análisis de Wolff muestra con claridad que el agua es mucho más un factor de cooperación que de confrontación. Por ejemplo, en el último siglo, apenas se han producido cinco o seis conflictos armados a causa del agua y estos han sido de poca importancia. En cambio, en el mismo periodo se han realizado más de cien convenios de colaboración entre estados, para la gestión del agua en cuencas compartidas . Y estos convenios han continuado funcionando, incluso en periodos bélicos.

Conflictos políticos o sociales

Ahora bien, es indudable que, aunque no haya «guerras del agua», con frecuencia, hay conflictos políticos o sociales en relación con el uso de este recurso por distintos agentes. España es un caso bastante típico. El conflicto más ruidoso es la lucha entre las regiones de Castilla-La Mancha y Murcia . La primera lleva decenios pidiendo la cancelación del denominado trasvase Tajo-Segura (ATS) a lo que la gente del sureste se opone repitiendo con tenacidad el lema «Agua para todos».

En España hay actualmente unos cincuenta trasvases intercuencas de agua. El más importante en volumen es el ATS, seguido por el trasvase del río Ter a Barcelona. Las protestas sobre este trasvase son irrelevantes si se comparan con las del ATS.

El conflicto político más importante ha sido, sin duda, la anulación en el año 2004 por el gobierno socialista del trasvase de 1.000 millones de metros cúbicos de agua del río Ebro hacia la costa mediterránea, que había sido aprobado por el anterior gobierno popular. El presupuesto de esta obra ascendía a 5.000 millones de euros. El gobierno socialista sustituyó dicho trasvase por el denominado Plan AGUA, consistente en la construcción de una veintena de grandes plantas desalinizadoras. Mi postura sobre ambas soluciones fue negativa. En relación con el trasvase del Ebro, por razones de justicia socioeconómica; pues no estaba nada claro hasta qué punto los beneficiarios del trasvase iban a contribuir a su financiación. De modo sumario escribí que «iba a a ser una obra para beneficio de unas 10.000 familias de agricultores con coche mercedes, pagada con los impuestos de 10 millones de familias mileuristas». El Plan AGUA dije que fracasaría porque los agricultores no podrían pagar esa agua y habría que establecer un sistema permanente de «subvenciones perversas».

La causa básica

Parece fuera de duda que, para los políticos españoles, especialmente los de las Autonomías, el agua se ha convertido en un arma política para ganar votos. Quizás uno de los casos más claros es el del sureste español, donde hace tres décadas predominaba el voto socialista y que ahora con el lema «Agua para todos» el dominio ha pasado a los populares. En mi opinión, estos políticos autonómicos sobrevaloran la importancia del agua para el progreso y bienestar de sus respectivas regiones. El agua es un elemento necesario para un país pero no es el factor clave, ni siquiera muy importante, para su desarrollo . Para comprobarlo basta comparar las provincias húmedas y áridas de España. Lo mismo puede decirse a nivel mundial.

Posibles soluciones

Posiblemente lo más urgente sería una campaña de educación para nuestros políticos; de tal forma que no valorasen excesivamente el valor del agua. En paralelo con esto, parece que habría que revisar la compensación económica que recibe la cuenca «cedente» por parte de la cuenca «beneficiaría» del trasvase. El Sureste de España tiene tierra y sol para producir cultivos de alto valor económico, pero no tiene suficiente agua . Esa agua puede importarla de Castilla-La Mancha pero debería pagar a la zona cedente una cantidad sensiblemente superior a la que actualmente recibe.

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