Siete animales que se refugian en las estepas ibéricas

«En el contexto actual de una agricultura cada vez más intensificada, en el que han ido desapareciendo los eriales y otros matorrales naturales de pequeño porte, como tomillares y saladares, el barbecho representa un pequeño espacio de “seminaturalidad” en el paisaje agrícola que permite a muchas aves, y a muchos otros organismos, completar, en mayor o menor grado, su ciclo vital», explican los autores en el manual que han elaborado, publicado en mayo de este año. El Ministerio para la Transición Ecológica a través de la Fundación Biodiversidad apoya esta iniciativa, dirigida a lograr estructuras vegetales óptimas que incrementen la disponibilidad trófica para las aves esteparias, cuyas áreas de distribución europeas se restringen, en buena parte, a la península Ibérica.

«Los barbechos proporcionan ciertos recursos a las aves esteparias que otros sustratos no les pueden aportar, dado que estas desarrollan la mayoría de sus actividades en el suelo», destacan. En comparación con los cultivos, al tratarse de terrenos con menor actividad agrícola, los animales experimentan menos interferencias mientras comen o nidifican, por ejemplo; hecho especialmente significativo cuando llega la época reproductora.

El documento se ha centrado en el estado de conservación del Sisón común ( Tetrax tetrax ), la Avutarda común ( Otis tarda ), el Alcaraván común ( Burhinus oedicnemus ), la Ganga ibérica ( Pterocles alchata ), la Ganga ortega ( Pterocles orientalis ), la Calandria común ( Melanocorypha calandra ) y la Terrera común ( Calandrella brachydactyla ).

Aunque para cada una de las citadas especies se establecen recomendaciones muy concretas a la hora de gestionar los barbechos, en general, los expertos aconsejan lo siguiente:

• No aplicar nunca ningún tratamiento agrícola durante el periodo reproductivo de las aves.

• No abandonar ni intensificar el barbecho.

• Planificar cuándo aplicar las labores agrícolas en el barbecho.

• Es preferible un barbecho viejo , de más de un año, que uno nuevo.

• Diversificar los tipos de barbechos (blanco –superficie desprovista de cubierta vegetal durante todo el año-; semillado –siembra de alfalfa, por ejemplo, para mantener la productividad de estos sistemas, ya que las leguminosas ayudan a fijar de forma biológica nitrógeno atmosférico al suelo-; herbáceo – abandono temporal por completo del cultivo de la tierra-).

• Tener en cuenta factores importantes como la climatología y la fertilización de la parcela; así como la distribución espacial de los barbechos.

«A pesar de su singularidad, desgraciadamente todavía una parte importante de la sociedad percibe los paisajes esteparios como medios de escaso interés ambiental. Probablemente debido a la ausencia habitual de ríos, árboles, bosques y, en general, a su escasa exuberancia vegetal, que falsamente asociamos a un alto valor ecológico », se lamentan David Giralt, Irene Robleño, Joan Estrada, Santiago Mañosa, Manuel B. Morales, Francesc Sardà-Palomera, Juan Traba y Gerard Bota.