Alejandro Tiana, rector de la Uned: «El Retiro tiene un lugar muy especial en mi memoria»
Los cromos que cambiaba aquí de niño, los paseos rápidos cuando opositaba o su tranquila caminata a diario. Recuerdos entrañables unidos a este madrileño parque
Alejandro Tiana, rector de la Uned: «El Retiro tiene un lugar muy especial en mi memoria»
El Retiro está en el «top ten» de los sitios preferidos por quienes se asoman a estas páginas. Sin embargo, cada uno de ellos aporta una visión novedosa que convierten a este pulmón urbano en un lugar lleno de significado personal. Para Alejadro Tiana (Madrid, ... 1951) es un parque constantemente presente en su vida. «Siempre he vivido cerca de aquí. Este parque es mi naturaleza familiar y está integrado en mi vida», explica el rector de la Universidad Nacional de Educación a Distancia en una mañana soleada, con el bullir característico en este entorno verde, incluso en un día laborable a primera hora.
El Retiro guarda también un lugar muy especial en su memoria, que atesora fragmentos de su vida con este parque como protagonista: «Me acuerdo del teatro de títeres que había cuando era pequeño, o cuando veníamos a Pirulo a cambiar los cromos a la puerta de Ibiza». Además es un lugar cercano, «donde tengo la posibilidad de venir para olvidarme un poco de todo». Una costumbre que fue especialmente importante en su época de opositor: «Pasaba todo el día metido en casa, estudiando, pero había ratos en que necesitaba estirar las piernas y liberar la cabeza. Entonces, me calzaba las deportivas para pasear por aquí a paso ligero».
«Cada rincón del Retiro, que conozco muy bien, tiene personalidad propia»Confiesa entre risas que ahora también necesita caminar a buen paso por aquí de vez en cuando, porque dirigir la UNED tiene sus complicaciones: «Exige horas de retiro, en sentido literal y figurado», bromea. Con cerca de 190.000 alumnos, más los 40.000 de formación permanente e idiomas, esta Universidad tiene varios rasgos distintivos, explica: «Uno es el volumen. Es tan grande que aunque solo sea por pura estadística, siempre puede pasar de todo. También es diferente por su propia estructura, con centros asociados que tienen personalidad propia, pero en los que participamos de forma activa, a diferencia del resto de universidades, que solo tienen algún centro adscrito. Y la propia metodología de la educación a distancia y los medios tecnológicos que requiere, cuya velocidad de cambio en los últimos años ha sido importante».
Si dirigir la UNED es un reto, estudiar en ella «imprime carácter», como admite su rector: «Se adapta a un tipo concreto de personalidad y estilo de aprendizaje. No creo que cualquiera se adapte igual de bien. Pero muchas personas encuentran que esta forma de estudiar les viene bien para organizarse, profundizar en los temas, avanzar a su propio ritmo, con la posibilidad de ir a las tutorías cuando quieres».
Cercanía en la distancia
Y es que la inmensa mayoría de los alumnos de la UNED estudian por el puro afán de saber y no porque toca. Pese a las obligaciones familiares y laborales de la mayoría, los esfuerzos se hacen con gusto y mucha motivación, y la preparación adquirida es muy buena y valorada. Es además una Universidad donde lo habitual se deja de lado y son, en muchas ocasiones, los hijos quienes asisten a la graduación de sus padres. Una Universidad «a distancia» donde los profesores están «muy cercanos», siempre a un clic. Cercanía que no siempre se experimenta en la Universidad presencial.
Mientras paseamos cerca del palacio de Cristal, uno de los lugares favoritos del rector, hablamos del buen recuerdo que guardan los alumnos que han pasado por ella. Alejandro Tiana lo descubrió en un programa de radio, «La noche en vela», en el que se da paso a los oyentes. Lo cuenta como anécdota: «Llamaron muchos estudiantes y las valoraciones eran todas muy positivas. Hasta el punto que pregunté si habían filtrado las llamadas. Me quedé muy contento cuando me dijeron que no», comenta riendo.
Aunque ahora caminamos pausadamente mientras explica los detalles de lo que encontramos a nuestro paso, Alejandro Tiana suele pasar por aquí ligero y con atuendo deportivo: «Suelo correr unos 45 minutos. Es muy agradable. Entre semana El Retiro tiene un aspecto muy diferente, que varía también cada hora. Hay personas a las que conozco de vista, aunque no he hablado nunca con ellas, apenas ni sé su nombre, pero nos saludamos habitualmente».
Lugar de encuentro
Y es que este parque es también un lugar donde «se pueden tener encuentros bastante relajados. Y eso, en medio de la tensión con la que vivimos, es agradable. Hay sitios donde sabes que en sábado o domingo encuentras siempre a las mismas personas, con quienes puedes hablar o correr». Este es también su camino habitual cuando va cada día a su trabajo: «Atravieso el parque para coger el metro. Unos veinte minutos desde casa, un buen inicio de la mañana». En el trayecto se fija en cada detalle: «Los olores, los colores, los animales que escuchas... Y cuando nieva es espectacular».
El Ginkgo biloba, un auténtico «fósil viviente: no ha cambiado en 200 millones de añosEntre sus árboles favoritos, el ciprés calvo (Taxodium mucronatum) del parterre, junto a la puerta deFelipe IV. Lo descubrió gracias a su hijo. Este ejemplar «singular» puede considerarse el «decano» de los árboles del Retiro y probablemente de los jardines de Madrid. Sus tres siglos largos de vida le hacen merecedor del título. Destaca también al Ginkgo biloba, o árbol de la amistad, con hojas en forma de abanico, que descubrió gracias a una amiga. Un auténtico «fósil viviente», que casi no ha cambiado en 200 millones de años, como atestiguan los fósiles encontrados.
Como historiador de la educación, le gusta la historia en general y nos acerca a la de este parque: «Cuando en la II República se abrieron al público zonas de la Casa de Campo que no se habían pisado nunca, fue una fiesta. Algo parecido pasó con el Retiro, por eso tiene aires democráticos».
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