Según el documento, la situación ha llegado a tal nivel que está aumentando el riesgo de que haya graves problemas económicos. Y si en los próximos 15 años no se limitan las emisiones de GEI el problema será imposible de controlar con la tecnología actual.
El informe, que será publicado en abril en Berlín, señala que los gobiernos de todo el mundo aún gastan mucho más dinero en subvencionar los combustibles fósiles (en especial las centrales térmicas alimentadas con carbón) que en acelerar la transición hacia las fuentes de energías más limpias.
Añade que, a pesar del incremento de instalaciones de energías limpias (sobre todo eólica y solar) en todo el mundo, en el último decenio sus beneficios están siendo superados por el aumento de las emisiones procedentes de las energías fósiles, sobre todo en países emergentes como China.
Por ello, advierte de que si el elevado nivel de emisiones continua hasta 2030, el objetivo de limitar el calentamiento global a 2 grados por encima de los niveles preindustriales sería imposible de conseguir sin un programa de emergencia enormemente caro (para reconstruir el sistema de energía), e incluso no hay garantías de que un esfuerzo de última hora tenga éxito.
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