Sharapova resiste a Na Li para llegar a semifinales

Silenciosa una, más llamativa la otra, ambas demostraron su ranking, su calidad y las ganas de sumar rondas. Lo vio el público, que aplaudió las líneas, la intensidad, los derechazos de la rusa, los ángulos y cambios de dirección de la china. La número 2 y la número 9, a la caza de un trono en Madrid que cedió demasiado pronto por lesión la intocable Serena Williams .

En el segundo turno de la mañana, a Sharapova se le desajustó el ritual en el quinto y también en el séptimo juegos. Los pasos cortos, el pie delante, las conversaciones internas frente a la valla, el puño apretado, los golpecitos de ánimo en el muslo al resto, la mirada fija en el cuadro al saque. No funcionó en el primer set contra Na Li, impertérrita en apariencia, al otro lado de la red. Veloces sus golpes, concentrada su mirada, ágil su muñeca para encontrar los huecos, las líneas, ese punto de más que forzaba a Sharapova a mandarla demasiado larga.

Sus gritos de rabia y ánimo levantaron al personal en la segunda manga. Centradas las dos en su juego, ninguna cedió. Las paralelas de Sharapova dieron resultado en esta ocasión. Se guardó los enfados al resto y se concentró en sus propios servicios, con los que sufrió menos. Tampoco lo hacía Na Li, por lo que la muerte súbita decidiría a la ganadora. Después de su charla con su entrenador, Sven Groeneveld, la rusa confió en sus posibilidades y se mantuvo muy firme en el tie break. Aunque Na Li presionó a Sharapova a contracorriente y levantó tres bolas de set hasta que el puño de Sharapova se cerró en señal de victoria.

Con la inercia de haber ganado el segundo set, la rusa renovó las energías que le permitieron romper el saque de su rival en el tercer juego, y afianzarlo con su propio servicio en el cuarto, merced de un revés paralelo increíble y una línea con su drive que agradeció el público. Na Li no cometía apenas errores, pero los golpes ganadores de Sharapova comenzaron a dar muy buenos resultados a su favor. Tanto, que el último juego lo ganó al resto, en blanco, con un grito de triunfo y su característico saludo al público que reflejaron la alegría tras el sufrimiento. La rusa ya está en semifinales y el trono está despejado.

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