La DGT multa con 6.000 euros a los conductores que utilicen este truco para evitar los radares
La DGT advierte de la sanción y los riesgos que conlleva sumarse a esta práctica ilegal, para eludir los controles de exceso de velocidad en las carreteras españolas
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La picaresca parece ser algo innato en aquellos que vivimos en el mediterráneo, y no solo destaca en España como muchos puedan pensar. La última 'jugarreta' a las autoridades llega directa desde Italia, y tiene como objetivo burlar los radares de la Dirección ... General de Tráfico (DGT), que se colocan en las carreteras.
Esta ilegalidad conlleva un gran riesgo para todos los usuarios de automóviles, ya que puede hacer que los conductores que no se comporten adecuadamente al volante, queden impunes al saltarse los límites de velocidad.
¿En qué consiste esta estrategia?
La protagonista absoluta de esta infracción es una pegatina antirradar. Este invento de nuestro país vecino es más simple de lo que parece: se trata de colocar una pegatina en medio de la matrícula con la misma forma que los números y letras que lleve esa matrícula en concreto.
Sin embargo, a pesar de su 'simpleza' su funcionamiento no deja indiferente a nadie, puesto que, aunque la pegatina parezca completamente normal, está compuesta por un material reflectante que, en el momento en el que detecta que el radar emite el flash de la foto, hace que el número de la placa desaparezca y se vuelva 'invisible'.
Es importante tener en cuenta que algunos radares cuentan con luces infrarrojas que acaban detectando igualmente el número de la matrícula.
¿Cuál es la multa por usar esta pegatina antirradar?
La sanción económica a la que se enfrenta un conductor que emplee este método para intentar burlar a los radares es de 6.000 euros, acompañada de la retirada de seis puntos del carnet de conducir.
Desde que se descubrió que esta práctica se estaba llevando a cabo, la DGT no ha parado de publicar en redes sociales los casos con los que se ha encontrado. Uno de los últimos, tuvo lugar hace unos meses en Lora del Río, Sevilla, y el protagonista era un motorista que se saltó el límite de velocidad.
Cuando la Guardia Civil lo vio, se dio cuenta de que llevaba mucho tiempo escondiendo su matrícula a través de un mecanismo de activación manual que inclinaba la matrícula lo suficiente como para que el radar no la captara. El motorista fue detenido y multado por las autoridades.
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