El maná «español» del coche eléctrico, del oro blanco a la carga 'lista'
El despegue de la electromovilidad ofrece nuevas oportunidades para la economía española en áreas como la carga o las baterías: «Fabricar aquí todos los componentes nos garantiza que el producto funciona»
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Iniciar sesiónA 280 kilómetros al suroeste de Madrid la fértil tierra extremeña esconde el nuevo petróleo de nuestros días. Bajo la Sierra de la Mosca, junto a Cáceres, la minera Infinity Lithium espera la concesión de los permisos administrativos necesarios para explotar uno de los ... primeros proyectos de extracción de litio de Europa. El «oro blanco» es un metal clave para las baterías de los vehículos eléctricos, aquellos que tanto España como la Unión Europea quieren que sean mayoritarios en pocas décadas. Y su explotación puede convertir a España en un referente europeo y mundial .
«Para que Europa siga siendo el segundo fabricante de vehículos eléctricos del mundo hace falta que la extracción y la transformación del litio estén dentro de nuestras fronteras». Así se manifiesta David Valls , responsable de Extremeña del Litio. Se trata de la joint-venture creada por Infinity Lithium y la española Sacyr para explotar el yacimiento y llevar a cabo el proyecto de San José de Valdeflórez. «Ahora mismo no existe en Europa producción de hidróxido de litio, y es el elemento principal para las arterias de los vehículos eléctricos», explica. Tras una inversión de 300 millones de euros, la mina podría generar unos 1.000 puestos de trabajo entre directos e indirectos, con una previsión de explotación durante al menos 30 años. Otro proyecto similar, pilotado por Lithium Iberia en el cercano paraje de Las Navas, acaba de presentar la solicitud formal de explotación.
La movilidad eléctrica ofrece una oportunidad dorada para muchos sectores económicos, y también nuevos incentivos para la recuperación de la España vaciada. Mientras las plantas españolas de vehículos ya se están posicionando para fabricar el coche del futuro, su potencial de impulso económico va mucho más allá. Áreas como la minería, el desarrollo y construcción de la infraestructura de recarga o los servicios asociados crecerán al calor de la electromovilidad. Según un estudio de Transport & Environment, la electromovilidad puede generar hasta 23.000 empleos , en ámbitos como la fabricación de vehículos y sus cadenas de suministro, pero también la carga o la producción de energía.
Líderes en tecnología de recarga
Ya se fabrican en España 16 modelos eléctricos o híbridos enchufables, y en los dos próximos años podrían llegar otros cuatro, según la patronal automovilística Anfac. El año pasado, hasta noviembre, se produjeron 47.568 eléctricos, un 280% más; y 72.755 enchufables, cien veces más. El Gobierno espera que en 2030 haya cinco millones de vehículos eléctricos en España. Mientras, las empresas españolas ya se están empezando a consolidar en el disputado negocio de la recarga eléctrica. Un ejemplo es el fabricante de motos Silence con su pionero sistema de intercambio de baterías, Battery Swap, « único en el mundo», según su fundador y CEO, Carlos Sotelo , que abre la vía a disfrutar de un modelo de suscripción que acabe con los tiempos prolongados de recarga. Otro es Ibil, que en una década, se ha convertido en el mayor gestor de puntos de recarga del país, con más de 1.700 puntos en funcionamiento. La compañía, creada por Repsol y el Ente Vasco de la Energía (EVE), ultima soluciones imaginativas para los problemas de este tipo de infraestructura. Junto a Irizar, ha puesto en marcha dos proyectos pioneros de almacenamiento energético mediante el reciclaje de baterías de autobuses eléctricos achatarrados. Y ultima una solución de pago que evite el tedioso proceso de registrarse en cada compañía de recarga, cuenta su director general, Aitor Arzuaga.
También pionera a nivel mundial es Wallbox, la joven compañía barcelonesa que ya se ha convertido en un referente en materia de carga residencial, y ya apunta también a la carga pública y semipública. «Hacemos todo el diseño y el proceso tecnológico», explica Bárbara Calixto, CMO de la compañía. Fundada en 2015 por Enric Asunción , un ingeniero procedente de Tesla, y Eduard Castañeda , la empresa suma ya 350 trabajadores entre España, China y Estados Unidos. Tiene dos instalaciones en España que ya se están quedando pequeñas ante el tirón de la demanda. La clave de su éxito: « Ofrecemos algo más que una caja en la pared . Los nuestros son cargadores inteligentes, en conexión con el vehículo y con la red, lo que permite gestionar los costes al elegir a qué hora cargar, o intercambiar energía con el vehículo». Presente en más de 60 mercados, cuenta con acuerdos con los principales fabricantes, como Volvo y Seat. Incluso ha realizado contrataciones en plena pandemia. Y aunque la empresa tiene una planta en China, la producción para Europa se realiza en Cataluña. De hecho, éste es uno de sus puntos fuertes. «Tener el ciclo de innovación, fabricación y control, junto a los laboratorios, es clave. Por eso hemos logrado fabricar los productos tan rápido, con ciclos de desarrollo muy cortos», explica Calixto, que lo resume en una frase: «Fabricar aquí todos los componentes nos garantiza que el producto funciona».
La joya de la corona de la electrificación son, no obstante, las baterías. Para su fabricación, Europa depende ahora mismo del litio extraído en Sudamérica (Argentina, Bolivia, Chile y Perú acumulan el 85% de las reservas del planeta) y de la pericia de las firmas asiáticas que las fabrican. Se calcula que el litio de un vehículo viaja más de 50.000 km antes de que el usuario lo conduzca, lo que oscurece la huella ambiental de su fabricación. Extraer el litio en Extremadura podría reducir hasta un 10% la huella de carbono de fabricar un eléctrico en Europa. Por ello, el proyecto de San José de Valdeflórez ha despertado el interés de la Unión Europea y ha recibido las alabanzas de la Alianza Europea de la Batería (EBA), la asociación que busca incentivar que se construyan factorías de baterías en suelo europeo. La plataforma que la coordina, InnoEnergy, invertirá 800.000 euros en el proyecto.
La mina podría empezar a funcionar este mismo año, siempre que obtenga los permisos pendientes. « No depende de nosotros, sino de la administración », explica Valls. El proyecto cuenta con la oposición del actual Ayuntamiento de Cáceres (PSOE), del que dependen parte de los trámites, y de varios grupos ecologistas, críticos con su impacto ambiental y con su cercanía al núcleo urbano. Mientras, los planes de Extremeña del Litio van más allá de la extracción del preciado «oro blanco». «El proyecto no es minero, sino industrial minero», detalla Valls, geólogo de profesión. A dos kilómetros y medio de la mina, la compañía prevé erigir una planta de tratamiento químico para refinar el hidróxido de litio, el elemento que posteriormente emplean las fábricas de baterías para construir el preciado corazón de los coches eléctricos, que llega a suponer el 40% de su valor. De ahí que la mina pueda servir también para seducir a algún fabricante de baterías para que se instale en nuestro país, una infraestructura clave de la que depende el futuro de la industria. «España considera que es importantísimo que la producción de cátodos y baterías se quede en el país», asegura Valls, que admite que ha habido «acercamientos». «Hemos hablado con todos los actores del sector a nivel europeo, fabricantes de baterías, de cátodos, de vehículos... Y todos se han interesado ».
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