Mini Paceman, capricho razonable en diésel o gasolina
Más alto, ancho y largo que el nuevo Mini, el Paceman puede ser buena alternativa para quien fija su atención en el exclusivo utlitario británico y prima las dos puertas de aquel, pero exige una capacidad interior a todas luces superior. Los 1.000 euros que lo distancian en diésel (más caro) y gasolina obligan a echar números para saber bien cuándo compensa uno u otro, pero la cuenta es bastante fácil y también clara, como ahora veremos.

Aunque Mini acaba de poner al día sus crossover Countryman y, el que nos ocupa, Paceman (de éste se pueden apreciar los cambios accediendo a esta galería de imágenes ), las modificaciones son de orden menor.
De hecho, no tocan a la parecela mecánica, de modo que quien aspire a nuestro protagonista puede considerar su adquisición sin mayor problema, sobre todo valorando que el «nuevo» no aterrizará hasta julio.
En estas líneas analizamos el Paceman , un curioso Mini todocamino de diseño coupé, por sus 2 puertas (ambas con marco) y su acusada caída de techo en el tramo final. Y lo comparamos en las versiones de gasolina y gasóleo Cooper y Cooper D más accesibles, para averiguar cuándo sale más a cuenta una u otra. Como información adicional, el Paceman ya pasó por nuestra manos en la enérgica versión de gasolina turbo Cooper S Paceman de 180 CV y tracción total 4ALL ( pinchando aquí se puede ver el vídeo de la prueba realizada por nuestro compañero Patxi Fernández).
Calculadora en mano
Por hacer la cuenta rápida, la diferencia entre un Cooper Paceman y un Cooper D Paceman es de unos 1.000 euros a favor del primero. Esto supone que, valorando el gasto oficial (sobre estas líneas, los datos entre paréntesis corresponden al Cooper Paceman , el de gasolina) y los actuales precios de los carburantes habrá que completar 42.000 km antes de que salga más a cuenta haber adquirido el Cooper D.
La verdad, no parecen muchos, pues a razón de unos 10.000 km/año serán poco más de 48 meses cuando empiece a salir más barato usar un coche que, de paso, depreciará con mayor lentitud en el mercado de ocasión.
Así pues, nos quedamos con el Cooper D Paceman , que es exactamente como Mini lo denomina. Y lo hacemos, también, porque hasta el aterrizaje de las nuevas motorizaciones de BMW con 3 cilindros turbo que acaba de estrenar el nuevo Mini , el bloque aspirado de 1,6 litros y 122 CV/160 Nm que anima al Cooper Paceman «sabe» a poco por reprís. Más si cabe comparado con los 112 CV/270 Nm que libera el Cooper D Paceman , más reactivo con su turbo para adelantar o afrontar un largo repecho de carretera.
Este último se contenta con 6 l/100 km de promedio real, bien teniendo en cuenta la poco favorable aerodinámica del modelo y un peso que acaricia la tonelada y media, 45 kg superior al del Cooper Paceman (éste de 7 a 8 l/100 km de media en uso cotidiano).
Más confortable
Sobre comportamiento, una batalla o distancia entre ejes de 2,60 metros (2,50 exhibe el Mini «pequeño») y una suspensión firme, pero que no penaliza el confort permiten una marcha cómoda hasta superando baches serios o «guardas tumbados» para aminorar la velocidad en ciudad.
Sin embargo, el Paceman sigue siendo un coche de reacciones rápidas y directas, como buen Mini que es. Baste decir que con 2,4 vueltas de volante llevamos las ruedas de tope a tope, realmente muy poco. Muestra buena estabilidad direccional (mejor que la del Mini de 3 puertas) y también una frenada potente y dosificable.
Es decir, en términos absolutos este Paceman pasa por ser mucho más práctico y cómodo que el Mini original en versión Siglo XXI. Cierto que sus 2 únicas puertas no permiten el acceso de las traseras que aporta el Countryman , pero entre unos asientos delanteros que abaten y deslizan bien (tienen memoria de posición) y la propia altura del coche llegar al fondo no es problema.
Su habitáculo admite 4 adultos de talla media sin grandes apuros (los sillones delanteros son envolventes y ofrecen una firmeza adecuada), y además un maletero básico de 330 litros (1.080 abatiendo los respaldos posteriores con toda facilidad, aún cuando la boca de carga queda alta), sin ser para «tirar cohetes», permite introducir un equipaje medio.
Solo para cuatro
Ojo, solo hay 4 asientos dispuestos en otras tantas plazas independientes. Y también el «ordenado desorden» al volante de todo Mini (el nuevo mejora bastante en esto), con mandos por doquier e instrumentación centralizada, ahora con los botones de elevalunas, por fin, en las puertas.
Con todo, adoptar la posición de conducción adecuada no es problema, fruto de una buena ergonomía y de un volante que ajusta en altura y extensión, como el asiento. Un dato: se puede solicitar con cambio automático (2.600 euros), pero el manual de 6 marchas de origen exhibe un tacto y una precisión de manejo exquisitos. También podemos comprarlo con tracción total 4ALL (2.000 euros extra), ideal para quien circule con frecuencia sobre firmes poco adherentes o suba a esquiar en invierno.
El equipamiento es justo. Estabilizador ASC+T, aire acondicionado (423 euros el climatizador) o llantas de 16 pulgadas se incluyen en la factura base, pero hasta el Bluetooth (444 euros) se paga aparte, como los sensores de lluvia y luces (127 euros), el volante con mandos integrados (211 euros), el acceso sin llave (algo más de 500 euros) o el alumbrado xenón (729 euros), entre otros.
De acuerdo, al final podemos hacernos con un Paceman a la medida, está claro. Casi tanto como para no cruzarnos con otro igual en la vida. Pero a costa de subir la factura, puestos a ello, por encima del 40% sobre el precio de arranque. Sin duda, los caprichos se pagan, y de qué modo...
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