Madrid 2020, José Ignacio Wert: Los juegos que Madrid merece

Por muchas razones. Aunque algunos no puedan manifestarlo, casi todos los que han vivido de cerca el proceso reconocen que formal y materialmente los méritos de nuestra propuesta olímpica son claramente superiores a los de nuestros dignísimos competidores Estambul y Tokio . Y no porque la perla del Bósforo o la ciudad del cerezo desmerezcan en su atractivo o en su interés. Simplemente, son más nuevos en esto, han avanzado menos y ofrecen, desde ese punto de vista, menos certidumbre que Madrid, que tiene organizada una parte muy significativa tanto de las infraestructuras como de la logística. Cierto que la capital nipona puede exhibir su experiencia de 1964, tanto más meritoria cuanto muestra de una extraordinaria voluntad tras la catástrofe bélica menos de 20 años antes, pero casi nada de lo de entonces sirve para unos Juegos del siglo XXI.

El protagonismo deportivo que ha alcanzado España en los últimos años se debe a muchos factores, pero sin duda uno de ellos es la riqueza y capilaridad de nuestras infraestructuras deportivas y el gran esfuerzo de inversión en desarrollo del talento deportivo que se ha llevado a cabo con una importantísima colaboración del sector privado, cuya principal plasmación es el Programa ADO. El fomento del deporte olímpico, desde Barcelona 92 hasta aquí, que ha convertido a España en una potencia media del medallero es una de las pocas líneas de cuya continuidad al margen de los vaivenes políticos podemos estar satisfechos.

Esa continuidad en las políticas deportivas se traduce en lo social en un compromiso sin fisuras de los españoles en general y de los madrileños en particular con la candidatura de Madrid 2020. Junto a ese importante respaldo social, la candidatura de Madrid presenta otras fortalezas decisivas.

Sin duda, la principal, como arriba se sugiere, certidumbre de que todo estará listo a tiempo. En segundo lugar, el atractivo y la cultura hospitalaria de una ciudad que recibió el año pasado cerca de 12 millones de turistas extranjeros. En Madrid, los forasteros se sienten como en su casa para lo bueno y mucho mejor que en su casa para todo lo demás. Gracias a una magnífica infraestructura hotelera, a una red de transporte urbano e interurbano de primera calidad, que incluye el mejor metro del mundo, a un tejido urbano que fomenta la convivencia al aire libre, la sociabilidad espontánea, a Madrid apetece venir siempre, más en verano y mucho más si hay unos Juegos.

Junto a la garantía de éxito económico que Madrid asegura importan otras garantías, todas ellas incluidas en la Carta de aquellas que el Gobierno ha suscrito: seguridad pública y privada, calidad ambiental y rigor en la limpieza de la competición. A este respecto, nuestro compromiso con el «fair play» es total y así lo hemos expresado en la nueva Ley de Protección de la Salud del Deportista y Lucha contra el Dopaje.

En fin, que Madrid espera a los Juegos y los Juegos deben esperar a Madrid. Ojalá esa esperanza se confirme el día 7 en Buenos Aires.