Un día después del Gordo... al banco

Lo que sí que no ha cambiado es el día después. Al igual que el año pasado, los premiados se han apresurado, a primera hora de la mañana y con una sonrisa en la cara, a dirigirse a sus bancos para poner a buen recaudo el premio .

La cuenta de Ángel y Mari Carmen, por ejemplo, acaba de engordar con 160.000 euros. Ahora ya se lo creen. Ella tiene claro que se acordará de los necesitados a los que suele ayudar como voluntaria de Cáritas. Entre su grupo de amigos, encontramos a otro afortunado, que, de la noche a la mañana, ha podido quitarse de encima la asfixiante hipoteca. Para Ricardo, el Gordo es la recompensa a toda una vida en el taxi . Su mujer, de momento, le ha hecho un pequeño regalo a su hermana.

Pero siempre hay a quien la suerte le da la espalda, como a José Fernández , un pintor de 37 años que llevaba veinte años comprándole a su amigo el «décimo de los vecinos». Todos y cada uno... hasta éste, que no pudo. «He tenido una semana infernal con turnos de noche en el curro, saliendo muy cansado a las siete de la mañana, pensando todos los días que tenía que ir a por el número», explicaba.Durante la última semana, José se repetía cada mañana lo mismo: «Mañana me pasó». «Justo la noche del 5 de enero se me acabó el contrato y me quedé en paro. Terminé mi último turno ayer (por el lunes) por la mañana, como siempre, y no tenía el cuerpo como para esperar dos horas a que Gustavo abriera. Así que me fui a dormir, pensando de nuevo "por la tarde voy a pillarlo", pero esta vez no lo hice, por primera vez todos este tiempo».