ARTES&LETRAS
Nuestro poeta en Nueva York XIV: Cuna de lluvia
El poeta, profesor y traductor toledano Hilario Barrero (1948) envía desde la ciudad de los rascacielos un nuevo texto que acompaña a una imagen de Nueva York, donde reside desde 1978
Nuestro poeta en Nueva York XIV: Cuna de lluvia
CUNA DE LLUVIA Sin toldos, a la procesión le faltaría el techo. Techo con tejas de sombra y luz. El toldo es la cinta que se pone Toledo a la cabeza para hacerle sombra a la luz que acaba de lavarse el pelo. Es un ... afluente de agua marrón remendada para filtrar la lluvia del sol. Un palio gremial de seda de gusanos ya ceniza. Un cilicio de luz roñosa castigando al asfalto. Los toldos se hacen cuna curvándose para que la lluvia adormezca su sueño y cumpla el ritual de bendecirlos con el agua atea de mayo. Los toldos no hablan, los toldos respiran, fluyen, se doblan. Los toldos son la vía láctea que los toledanos seguimos para no perdernos. Los toldos no tienen ni principio ni fin, no se sabe dónde nacen o dónde mueren; son como una larga serpiente mansa y dócil que al ser empujada por el viento da un silbido como un trueno de sombras. Los toldos son como un reptil inofensivo que cada año nos hace ser un poco niños. Toledo, barco varado, siente en sus entrañas un deseo de zarpar. No sabe que es engañado por las velas izadas de los toldos que chorreando plata le despiertan de su sueño de siete colinas.
Texto:Hilario Barrero Foto: José María Ponos
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