bahía de ítaca

Escribir es llorar

Si les digo que los salarios medios de los periodistas en el último año han rozado los 1.100 euros mensuales, entenderán mejor el título de esta bahía a modo de canción desesperada

antonio regalado

Mariano José de Larra, el escritor neoclásico y costumbrista que terminó su romántica vida descerrajándose el cerebro por el despecho de Dolores Armijo, dejó escrito, textualmente, que «escribir en Madrid es llorar». De haber vivido hoy día, «Fígaro» hubiera ampliado su lamento a toda España ... porque el mundo de la comunicación se ha convertido en un cementerio de plañideras sin consuelo (y sin sueldo). El informe anual de la profesión periodística 2012, que acaba de editar la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), confirma que el título correcto hubiera sido «el cuatrienio negro continúa». Y esto, sin tabular todavía, los destrozos últimos de PRISA, Marca y Telemadrid.

El ladrillo ha dejado al descubierto que una gran parte de la prensa local estaba en manos de constructores sin escrúpulos que tenían los medios para presionar económicamente a los políticos calificadores de suelo. Y el tsunami ha sido perfecto. Tres cifras de urgencia ilustran el panorama desde el puente en ruinas. Destrucción de empleo en España (2008-2012): 6.393 periodistas. Demandantes de empleo en el sector durante el mismo periodo: 34.027. En Castilla-La Mancha, 346 colegas buscan empleo y 654 esperan sin esperanza en las listas del INEM. 1.000 colegas en busca de autor. Y de pan.

La crisis económica y tecnológica se ha llevado por delante 197 medios de comunicación en los últimos años tras haberse reducido la publicidad en más de un 40 %. De hecho, Guadalajara es la provincia española más castigada, ya que se ha quedado sin ninguna cabecera local. Los «Días» y las «Tribunas» nos han dejado huérfanos de noticias en demasiados sitios de la Región. «La realidad nos ha superado», se lamentaba en la exposición del informe la presidenta de la APM, Carmen del Riego.

Esta situación conlleva, lógicamente, unas condiciones laborables cada vez más precarias que tienen su reflejo en una mayor dependencia profesional de la empresa y de los poderes políticos. Pese a ello, a este noble oficio de juntar palabras se suman casi 3.000 licenciados en Periodismo y Comunicación Audivisual cada año, sin contar con los miles se jóvenes que se incorporan a Publicidad, Relaciones Públicas y Marketing. En este planeta de la comunicación que se extingue sólo la red de Redes genera nuevos bancos de empleo y de ingresos publicitarios pero insuficientes para detener la hemorragia de la prensa tradicional.

¿Caben en España 27 facultades de Comunicación? Evidentemente, no. Me temo que estamos ante otra burbuja que estallará -simultáneamente a la del fútbol- porque, cuando acaben las concentraciones de la TDT y los ajustes en las televisiones autonómicas, nos percataremos de que ya no hay espacio para un oficio vocacional que hemos transformado en una profesión universitaria cuando lo que las empresas ofertan son colaboradores autónomos a «céntimo la palabra». El informe 2012 certifica que el periodismo es una profesión de riesgo, y no sólo para los corresponsales de guerra. Si les digo que los salarios medios de los periodistas en el último año han rozado los 1.100 euros mensuales, entenderán mejor el título de esta bahía a modo de canción desesperada.

Uno, con 45 años de experiencia a las espaldas -con tanto pasado y sin ningún futuro- si empezara ahora en este noble oficio, me exiliaría mañana mismo. Sin periodistas no hay periodismo, ciertamente, y, sin periodismo, no hay democracia.

Este año la celebración de la festividad del santo patrón San Francisco parece más bien un funeral de Estado.

Ha llegado el momento de llorar una vez más -y van cinco consecutivas- por una prensa libre porque, con estos golpes bajos a la dignidad, la libertad se estrecha. Y la corrupción se ensancha. Ahora sabemos con claridad que las campañas doblan por todos nosotros, periodistas y lectores.

Escribir es llorar

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