Y por fin llegó el 6 de julio
En las horas previas al lanzamiento del Chupinazo se nota ya el nerviosismo ante el comienzo de los Sanfermines
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Qué bonito sábado de verano ha salido hoy, soleado, luminoso, una deliciosa temperatura de 17 grados… Aunque no sé muy bien por qué, me he despertado especialmente temprano. Incluso he dormido especialmente mal, nervioso. Son las 8 y media de la mañana y ya estoy por la calle.
Pero veo que no soy el único. En la terraza de un bar me encuentro con una mesada de unas diez personas. Huevos, jamón, lomo, incluso callos… y vino, que no falte el vino. ¿Estas son horas de meterse semejante panzada? ¿Se me habrá parado el reloj? Unos metros más allá, otra mesa. En este caso seis chicos y chicas ríen, bromean, dos de ellos se hacen carantoñas cariñosas… deben de ser pareja.
Un reloj de calle me confirma que mi reloj marcha perfectamente. Las nueve menos cuarto son ya. Pero no, definitivamente, hoy no es un sábado de verano normal y corriente.
«Pañuelico» en la muñeca
Una marea blanca de gente me acompaña en mi caminar hacia el centro de Pamplona. Todos vestidos igual, blancos, impolutos… Todos con un pañuelo anudado en la muñeca y una faja que, ajustada a la cintura, se mueve de aquí para allá como si danzara al ritmo de una música silenciosa. Las «villavesas», como se conoce a los autobuses urbanos en Pamplona, acercan repletas a los más perezosos o a quienes viven en los barrios más alejados del centro.
Un momento, ahora que me doy cuenta… ¡Hoy comienzan los Sanfermines! Me doy media vuelta a todo correr. No puedo llegar tarde. Debo de regresar a casa para ponerme la indumentaria tradicional, casi obligatoria. Como reza la jota, «la camisa y el pantalón como la cal», blancos blanquísimos (otra cosa es cómo acabarán), la faja roja y el «pañuelico» en la muñeca. Hasta las doce en punto no se puede anudar al cuello.
204 horas de fiesta ininterrumpida
A esa hora, el concejal socialista Eduardo Vall saldrá al balcón de la Casa Consistorial para gritar a los cuatro vientos el mítico «Viva San Fermín, gora San Fermín» y prenderá el cohete que dará inicio a 204 horas de fiesta, alegría, jolgorio y buen humor. Sobre todo buen humor, que buena falta nos hace en estos tiempos tan complicados. Precisamente a los que lo están pasando mal «debido a la estafa global que estamos padeciendo» dedicará este concejal el Chupinazo.
Además, este año Eduardo Vall estará acompañado por Ana Isabel Rodeles, miembro de la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE) que este año celebra su 75 aniversario.
El hecho de que sea el concejal socialista quien lance el Chupinazo viene de una tradición no escrita según la cual, los distintos grupos municipales se van turnando en el lanzamiento del cohete. Y este año les corresponde a los socialistas.
Pero como bien dice el concejal del PSN, «los protagonistas estarán en la calle». Ahí, en esa plaza que por televisión parece mucho más grande de lo que es en realidad y que es un lugar privilegiado para contemplar este acontecimiento. Se calcula que en la plaza Consistorial caben unas 12.500 personas . Cientos de miles más en las calles de alrededor. Porque no hay que olvidar que hoy es fin de semana, lo que quiere decir que la capital navarra quintuplicará su población y llegará al millón de ciudadanos.
Dicen las asociaciones hoteleras que se espera un incremento de visitantes estadounidenses y, por el contrario, descenderá el número de visitantes nacionales. Cosas de la crisis. Pero una crisis que no impedirá que todo el mundo, pamploneses y foráneos puedan disfrutar de las mejores fiestas del mundo.
Bienvenidos a los Sanfermines 2013 .
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