Así luchará Galicia este verano contra los incendios

Así ocurrió hace escasas semanas, cuando el frío primaveral se tornó en un «miniverano» y con él regresaron las llamas. Los incendios forestales son, sin duda, la mayor lacra que soporta la Comunidad verano tras verano, de ahí que la Administración autonómica los conciba como un problema de primer nivel que hay que atajar. La conselleira de Medio Rural e do Mar, Rosa Quintana, es consciente de que solo se podrán erradicar de manera definitiva una vez la ciudadanía se conciencie de que quemar el monte representa un auténtico «asesinato» contra el medio ambiente.

Pero mientras ese momento no llega, la Xunta seguirá investigando y trabajando sobre un terreno cada vez más cercado por cámaras, agentes de diferentes cuerpos y la propia Administración. No se trata de controlar toda Galicia, sino de poner especial atención en esas zonas donde se suceden incendios, una reincidencia que el Ejecutivo de Alberto Núñez Feijóo lleva tiempo estudiando y que en esta campaña se transformará en hechos sólidos. Y es que el Plan de prevención y defensa contra los incendios forestales de Galicia de este 2014 (Pladiga) delimita por primera vez las 79 parroquias (de las más de 3.700 que conforman la Comunidad) declaradas de alta actividad incendiaria (PAAI). Quedan catalogadas bajo esta denominación tanto las que tuvieron una media anual de siete o más fuegos en el último lustro como las que sufrieron dos o más incendios de gran virulencia en la última década, esto es, que arrasaran más de 200 hectáreas.

El objetivo es claro: reducir el número de fuegos en todos estos núcleos. Pero, ¿cómo? La Xunta actuará en tres focos con el fin de extremar la vigilancia y disuadir a los incendiarios. Tal y como explicó Quintana, se analizarán las medidas estructurales a adoptar en estos territorios y se ejercerá un mayor control sobre las ayudas públicas que reciben las empresas y vecinos instalados en estas parroquias por si hubiesen sacado cierto beneficio de algún incendio. Por otro lado, y pese a que la ley sobre esta materia ya veta el pastoreo en zonas calcinadas, estos núcleos también quedarán excluidos de las autorizaciones extraordinarias para tal fin.

Distribuidas por todas las provincias, es Orense quien acumula más de la mitad de las parroquias consideradas de alta actividad incendiaria: un total de 48 pertenecientes a 30 ayuntamientos. De entre ellas, O Pereiro, en A Mezquita, y Soutipedre, en Manzaneda, encabezan el ranking en número de incendios: 121 y 100 respectivamente. Tras la provincia orensana destaca Pontevedra, con 17 núcleos problemáticos. Uno de ellos, Pedre, en Cerdedo, tan solo anota dos fuegos, pero ambos rebasan las 7.537 hectáreas arrasadas. Le siguen por superficie una parroquia de Manzaneda (más de 5.000 hectáreas carbonizadas) y las 3.366 que han ardido en O Pindo, Carnota. Gran parte de ellas se deben al último fuego originado en la zona el año pasado, que afectó a más de 2.200 hectáreas.

Junto a una mayor vigilancia, completada —según adelantaba la conselleira en una reciente entrevista con ABC — con más cámaras en los montes y un refuerzo de las brigadas de investigación que en los últimos años se ha traducido en más detenciones, también se fortalece el operativo antiincendios. Un total de 5.767 personas, 59 más que en 2013, lucharán contra las llamas . A ellas se sumará personal del Ministerio, del Ejército y de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado para alcanzar los 7.000 efectivos. Con un presupuesto total de 160 millones de euros para prevención y extinción, el Pladiga cuenta con 32 medios aéreos, 358 motobomas y un pilar tan intangible como preciado: la colaboración ciudadana.