El Villarreal gana con pegada y oficio

La esencia del fútbol, lógicamente, son los goles. Pero los partidos agradecidos para el público son aquellos con chispa, eléctricos, con alma, con sustancia, en los que se generan situaciones que luego pueden acabar en la red de una u otra portería, pero que de fondo hacen al encuentro entretenido y con puntos de emoción. Desde luego, el Villarreal-Granada se cocinó en el primer tiempo con ese caldo ambicioso, en el que no hubo instantes para especular o analizar en exceso la escena. Vivos ambos conjuntos, lo que hubo fue acción.

Y Uche avisó pronto con un disparo desde la frontal que se fue cerca del palo de Oier. Pronto quedaron meridianamente claros los patrones de los de Marcelino y los de Abel Resino. Mejor plantado estuvo el conjunto local. Siempre con una proyección ofensiva y queriendo mandar con el balón. Los nazaríes, siempre con buen pulso, buscaron en ataque a Córdoba por el centro o a Rober Ibáñez por el costado derecho. Buenas intenciones, pero sin acabar de generar peligro a Asenjo. Insúa salvó a los visitantes del gol de Moi Gómez. Centrochut del interior villarrealnse que se envenenó y el lateral del conjunto granadino repelió de cabeza casi bajo palos.

Quiso replicar el Granada, pero de nuevo estuvo más cerca el tanto local. Gerard Moreno le pegó raso y duro desde dentro del área, pero Oier con la punta de los dedos del guante rozó lo suficiente para mandar el balón a córner. Ya camino de la media hora, Bruno Soriano botó una falta. Conectó con Gerard. El centro del delantero hacia Musacchio lo metió Mainz en su propia portería. Para nada bajó los brazos el equipo andaluz. De hecho, tras una fase de alternancia en el juego, acabó apurando a Asenjo antes del descanso.

Regresó al campo el Granada con ímpetu hacia el empate. El Villarreal prefirió reposar el juego. Templar la situación y buscar el contragolpe con la velocidad en la transicisón del juego de Bruno, Trigueros y Moi y la física de Gerard, Uche o Joel Campbell. Los nazaríes procuraron gobernar el balón y profundizar, pero se encontraban con una estructura defensiva bien plasmada en el césped y las fificultades propias para crear acciones de peligro real. Pasada la hora, la tuvo Lass, pero se durmió y Cheryshev recuperó rápido en el cara a cara con Asenjo.

No faltaron algunas situaciones controvertidas en el interior de una y otra área. Sobre todo, así lo reclamó, aunque levemente, el conjunto andaluz. Insistía el Granada en la búsqueda del empate. Quizás centraba en exceso del foco en la responsabilidad de Córdoba, rodeado de la defensa castellonense, en lo ofensivo. El Villarreal parecía cómodo, pero no acababa de librarse de la presión para replicar hacia la meta de Oier, que sí atajó un chut seco de Gerard tras un contragolpe local a menos de veinte minutos para el final.

Ya en los últimos diez minutos de encuentro, el Granada dispuso de sendas ocasiones para batir a Asenjo. En la primera, Fran Rico chutó, desvió un zaguero local y el balón prácticamente se lo encontró el meta. Luego éste replicó abajo en otro lanzamiento de Piti. Le quedó a Córdoba para marcar, pero su chut fue al palo. La segunda acción estaba invalidada por fura de juego. Buena acabó siendo la producción de los de Abel como para rascar al menos el empate, pero logró sellar la sentencia el Villarreal con una contra ya en tiempo de prolongación con Cheryshev como asistente y Gerard como rematador.