700.000 kilos

Lo digo porque estamos tan centrados en el macromamoneo que ha vivido esta sociedad durante las últimas décadas, que me parece a mí que vamos olvidando algunas realidades más trágicas del día a día de nuestra sociedad.

Me refiero al hambre. Sí, al hambre. A que la crisis está siendo tan larga y tan dura que el hambre habita entre nosotros. Algo que hace no mucho nos parecía impensable.

Y ante el hambre hay diferentes actitudes. Algunas repugnantes, como las de los ayuntamientos que están dispuestos a sancionar a los muertos de hambre (hay que estarlo para hacer lo que hacen) que recogen alimentos de los contenedores de basura. Lo realmente repugnante de esta realidad es que haya alcaldes que digan que la basura es del ayuntamiento, y pretendan multar al hambriento.

Pero gracias a que el ser humano también entiende de bondad, hay actitudes como las de los promotores del Banco de Alimentos que se dedican a canalizar la solidaridad humana. Gracias a su trabajo miles y miles de personas no se ven abocadas a prácticas como la del asalto al contenedor.

Por eso, si este fin de semana pasa usted a hacer la compra por Lidl, Carrefour, Consum o Mercadona, ponga algo de su parte. Se trata de aportar algún alimento no perecedero para que el Banco de Alimentos pueda después hacérselo llegar a las 60.000 personas que no tienen más remedio que fiar su alimentación a la solidaridad de sus conciudadanos.

Sepa que hay 1.500 voluntarios que después recogerán esos alimentos y los harán llegar al Banco de Alimentos. Toda una cadena de solidaridad.

Y tenga en cuenta que al final un par de paquetes de legumbre y pasta apenas van a tener efecto alguno en su cuenta del super de este fin de semana. Tan poco, un par de euros, y tanto, 700.000 kilos de alimentos. Sepa que 60.000 vecinos se lo agradecerán.