verlas venir
Los empresarios piden paso
Que las Cámaras de la Comunitat Valenciana, Cierval, CEV, CEC, Coepa, AVE, Fecoval y la Cámara de Contratistas hayan logrado aparcar diferencias, que las tienen, para suscribir un documento reivindicativo sobre el déficit de infraestructuras de la Comunitat tiene una relevancia excepcional. Que todos sus ... líderes hayan comparecido juntos en un acto público para presentar este primer documento y anunciar otros que vendrán, supone una puesta en escena inédita en la autonomía.
Ha dicho el presidente de la CEV, Salvador Navarro, en la presentación del documento conjunto que han suscrito todas estas organizaciones, que “el tiempo de ser buenos chicos ha pasado”. La verdad es que, en la actual situación, a Navarro le pega el papel de chico malo. Ya veremos.
Lo cierto es que los empresarios han tomado el testigo –y asumido el papel - de los políticos valencianos a la hora de reclamar la deuda histórica del Estado con la Comunitat.
Y lo han hecho todos juntos, por primera vez en décadas. La cumbre de Orihuela, de la que este año se han cumplido las bodas de plata, fue un plante ante el gobierno autonómico. La de Peñíscola de 2005 fue, más allá de cuestiones internas de alguna provincial, una catarsis de los propios empresarios que ya adivinaban la que se nos venía encima.
Sea como fuere, llegar al momento actual es preocupante porque denota el hartazgo de una sociedad que no se siente reconocida dentro de un país, primer paso para no reconocerse en él. Pero al mismo tiempo es esperanzador ya que viene a demostrar que –licencia mundialista- hay banquillo. Y que si nuestros políticos hacen cuanto pueden y no llegan, pues tenemos a nuestros empresarios que toman el relevo.
Lo que ocurre es que no se yo si ahora los ciudadanos tendremos que empezar a reclamar primarias abiertas para acceder a la presidencia de la CEV ya que podemos empezar a sentirnos representados como sociedad general por una organización empresarial.
¿Podemos? Tal vez. Quien sabe, tal vez el palacio de la plaza del Conde de Carlet acabe por ser la sede de otro “podemos” en Valencia. Y es que en un tiempo en que la política también está reinventándose, los empresarios piden paso.
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