ENTREVISTA a Melvin Benn, Nuevo director del FIB
«El FIB es el único festival español con vocación verdaderamente internacional»
El promotor musical británico, uno de los más poderosos a nivel europeo, habla con ABC del futuro del encuentro castellonense, cuya dirección ejecutiva asumió recientemente
marta moreira
Nacido en Hull, una pequeña localidad británica del Este de Yorkshire, Melvin Benn creció en el seno de una comunidad ajena a las corrientes de la modernidad. Tampoco era un buen estudiante, de modo que abandonó el instituto a los 15 años y empezó a ... trabajar como aprendiz de electricista. En ese momento desconocía que le aguardaba un futuro mucho más prometedor.
Un año después, en 1972, Benn vivió una experiencia que cambiaría el rumbo de su vida. «Me fui con un amigo al Reading Festival, a ver a The Faces. Fuimos haciendo autostop, y no llevábamos ni tienda de campaña ni ropa de recambio». Le enganchó la energía colectiva que encontró, hasta el punto de querer dedicar su vida a organizar eventos similares. En ese momento tampoco podía imaginar que 17 años más tarde él mismo salvaría de la ruina al Reading. Lo compró cuando apenas congregaba a 8.000 personas; hoy asisten cerca de 90.000. Hizo lo mismo con Glastonbury, que bajo su mando pasó de 10.000 asistentes a los 177.000 actuales en poco más de una década.
Ecologista, pro europeo y comprometido políticamente desde su juventud, en sus inicios como promotor se dedicó a organizar conciertos para recaudar fondos para partidos de izquierdas. Hoy, a sus 59 años, Melvin Benn es uno de los hombres de negocios más poderosos e influyentes del mundo de la música en vivo y grandes eventos (es el presidente de la empresa que gestiona el estadio Wembley). A través de su empresa Festival Republic dirige los festivales más importantes de su país (Reading, Glastonbury, Latitude y Leeds), así como en otras partes de Europa (Hove Festival de Noruega, Berlin Festival). Juntos venden más de 400.000 entradas al año y facturan entre 80 y 100 millones de libras.
El último festival en entrar en su cartera (aunque con otros socios) es el Festival Internacional de Benicàssim, cuya dirección ejecutiva asumió hace apenas dos meses . A pesar de los problemas financieros que atravesó el año pasado –debido a problemas de liquidez, más que a la caída del público–, Benn augura un brillante porvenir al encuentro castellonense.
—Cada promotor musical imprime su propio estilo, ¿en cuál se encuadraría usted?
—Soy de los que se implican personalmente y disfrutan creando eventos de buena calidad y a buen precio. Sobre todo me caracteriza el hecho de que cuando llego a un festival lo creo desde cero y es para quedarme muchos años. Me gusta construir cosas que perduren en el tiempo.
—¿Qué le hizo tomar las riendas del FIB, justo cuando el festival estaba pasando su momento más difícil, y además en medio de una grave crisis económica y con una competencia creciente?
—Mi interés por él viene de mucho tiempo atrás. Ya intenté comprarlo en 2004, pero en ese momento no tenía dinero suficiente. Sé que voy a tener que lidiar con algunas dificultades, pero estoy muy emocionado con el proyecto.
—¿Qué fortalezas y debilidades ha encontrado al llegar a la dirección ejecutiva del festival?
—El punto fuerte del FIB es su capacidad para atraer a gente de muchos países, no solo de Reino Unido y España. Ahora mismo se están vendiendo entradas desde Alemania, Escandinavia, Australia, Oriente Medio, Canadá, Estados Unidos… muy pocos pueden hacer eso. Es el único festival español de vocación verdaderamente internacional. Tiene además muy buena reputación entre los artistas. Quieren tocar allí. Otra de las ventajas es el apoyo de los gobiernos local y regional. Si ellos este festival no hubiera sobrevivido.
—Se ha olvidado de las debilidades…
—Si las había, estaban en el pasado. Si hace un año había dudas sobre las siguientes ediciones, ya no las hay.
—Los festivales de bajo precio, como el Arenal Sound y el Low Cost, se han hecho con una parte nada desdeñable del mercado, ¿no teme la competencia de este tipo de eventos tan cercanos?
—No, en absoluto. La competencia me da igual, es buena.
—¿Tiene pensado reorientar la línea musical del FIB a partir del año que viene?
—Los carteles de los festivales son muy similares a la alineación de un equipo nacional de fútbol: todo el mundo piensa que podía haber hecho mejor elección que la del director. Es un tema muy subjetivo, de modo que para cada persona que se siente decepcionada, hay otra que salta de alegría.
—El anterior propietario del FIB, Vince Power, llegó a plantearse crear una versión pequeña del FIB en algún punto de la costa andaluza. Algo similar a lo que el Primavera Sound ha hecho en Oporto. ¿Se plantea algo así?
—No lo descarto, pero no creo que sea necesario por el momento.
—¿Por qué es tan difícil para las bandas españolas tocar en festivales británicos como los que usted dirige?
—No creo que sea un problema de calidad, sino el hecho de que no somos muy buenos aprendiendo lenguas extranjeras, y el público británico tampoco es muy proclive a abrazar propuestas externas. Otro factor clave es que las emisoras de radio británicas no pinchan nunca grupos extranjeros. En cualquier caso, este año tenemos a bandas españolas como Skizophonic, que van a tocar delante de una gran cantidad de personas de otros países. Eso es una oportunidad muy importante de dar el salto, pero al final hay que tener claro que lo que tiene que hacer una banda española para triunfar fuera es salir y trabajar mucho, construir su propia audiencia en pequeños locales de Manchester, Bristol, Leeds...
—¿A qué dedica el tiempo durante el festival?
—No me relaciono mucho con las bandas, me acerco a saludar a los agentes y los managers, pero principalmente veo los conciertos. Tanto detrás del escenario como enfrente, mezclado entre el público.
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