política
La ruta hacia la modernización de la Administración Pública
Se presenta en Valencia el «Manual para la gestión inteligente del Ayuntamiento» en plena entrada en vigor de la Reforma Local
rosana b. crespo
La reforma de la Administración local está de actualidad. Al igual que las palabras apertura, transparencia o participación. Sin embargo, todavía existe una barrera no franqueada entre el ciudadano y estos términos que los responsables políticos tienen la misión de eliminar mediante una serie de ... directrices. Servir de guía en este camino inminente es, precisamente, lo que pretende el «Manual para la gestión inteligente del Ayuntamiento», que se presenta este jueves en una jornada organizada por la Asociación Valenciana de Politólogos (Avapol).
La obra, coordinada por Víctor Almonacid, secretario general en el consistorio de Alzira, reúne las visiones y experiencias de 30 expertos nacionales e internacionales de diversos ámbitos para conducir a la Administración local hacia el futuro, más allá de la era electrónica y pasando a la «inteligente».
Aunque la Comunidad Valenciana no es tan puntera como otras autonomías (País Vasco o Cataluña) en esta cuestión, este experto en procesos de modernización de las instituciones cita como ejemplos las localidades de Catarroja, Picanya y Alzira, y la Diputación de Castellón. En este sentido, explica, existen tres directrices básicas para la transformación:
- La primera, una gestión interna, mediante un cambio de mentalidad de los trabajadores de las administraciones y una formación que se traduzca en el convencimiento real de la necesidad de evolución. Para ello, como también apunta la periodista especializada en Gobierno Abierto (Open Government) Eva Altaver, resulta imprescindible la «motivación» para hacer frente a la impasibilidad.
- La segunda, una planificación estratégica, con una hoja de ruta establecida para aplicar. En este sentido, Altaver establece como primordial la puesta en marcha de una página web en la que publicar todos los contenidos de forma accesible, así como incluir un apartado para que el ciudadano exprese lo que quiere conocer. «Parece que el presupuesto sea siempre lo principal, cuando en realidad existen casos en los que se prefieren conocer temas como la formación de los políticos que gobiernan», señala.
- La tercera, el marketing, para difundir entre los ciudadanos a qué que pueden acceder y de qué forma. En este punto, tanto Almonacid como Altaver destacan la importancia de extraer esta cuestión de los ámbitos especializados en la ciencia política para que pueda ser demandado por la sociedad en su conjunto. «Somos conscientes de que la gente no está del todo preparada para comprender esta cuestión, pero no por ello vamos a cerrar esta puerta. Confiamos en que con el tiempo se normalicen esas relaciones», remarca.
Transparencia
La mejora y la eficiencia en la gestión de los servicios públicos tiene una incidencia directa en el ciudadano que, para Almonacid, se puede entender en dos sentidos: la velocidad, calidad y transparencia en la tramitación de expedientes, unido a una reducción de cargas administrativas y a un ahorro con la Administración electrónica; y, por otra parte, en el aumento de la participación ciudadana derivada de la transparencia.
Este último término, muy de moda en boca de los políticos, se ha convertido en incuestionable durante los últimos años a raíz, para Almonacid, de la crisis económica y los casos de corrupción. «La gente se ha vuelto más intolerante porque estos asuntos les crispan, por lo que la transparencia es ahora imprescindible para informar gratuitamente al ciudadano de todas las decisiones y gestiones políticas. De hecho, seguro que va a estar muy presente en las campañas para las elecciones autonómicas de 2015», indica.
También presente está el ineludible debate sobre la Ley de Reforma Local que entró en vigor el pasado 1 de enero. Para el secretario general en el Ayuntamiento de Alzira, la norma es de compleja aplicación y lo más positivo de ella es «el repaso que realiza por el sector público español, destacando que las entidades que no se sostienen económicamente tienen que adaptarse». Sin embargo, también ve aspectos mejorables: «No especifica lo que ocurre con los servicios municipales que derivan a las comunidades autnónomas, cuya economía no está en el mejor momento para asumirlos. Al final, todo se reduce a un planteamiento: hay que pensar más en el ciudadano».
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