ARTÍCULO DE OPINIÓN
No he olvidado
«Recuerdo perfectamente todo lo que viví el 3 de julio de 2006 y los días posteriores al accidente del metro de Valencia donde murieron 43 personas y otras 47 resultaron heridas»
JUAN G. COTINO FERRER
No, yo no he olvidado. Y creo que Valencia tampoco ha olvidado aquel terrible accidente. Recuerdo perfectamente todo lo que viví el 3 de julio de 2006 y los días posteriores al accidente del metro de Valencia donde murieron 43 personas y otras 47 resultaron ... heridas.
Aquel día, nada más enterarme del accidente y cuando las noticias aún eran confusas, fui a la estación de Jesús. En la vía me encontré con una realidad terrible. Los sanitarios atendían a los primeros heridos, mientras se intentaba rescatar a otras personas. Poco a poco las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y los sanitarios que estaban trabajando descubrían el terrible accidente que se había producido. Creo que nadie de los que estábamos allí ha olvidado ni un segundo de ese día, de todo lo que vivió, nadie.
Desde allí, acudí a los distintos hospitales de Valencia donde estaban ingresados algunos heridos y, posteriormente, me dirigí al Instituto Anatómico Forense para estar con las familias. Intenté acompañarlas en su dolor, en los tanatorios, en la capilla ardiente instalada en el polideportivo en Torrent y en varios funerales.
Desde un primer momento pensé, y lo sigo pensando, que mi obligación era estar junto a los familiares a los que facilité mi número de teléfono móvil para ponerme a su disposición. En aquel momento era conseller de Agricultura y, aunque mi departamento no tenía ninguna vinculación con el accidente, entendí que mi obligación era ofrecerles mi ayuda.
Hablé con todos, las veces que hizo falta, donde fue necesario, e intenté ayudarles en lo que me solicitaban en colaboración con mis compañeros de gobierno de entonces, y así se hizo siempre que fue posible: cambio de escolarización de un niño, cuestiones de tipo laboral, de acceso a vivienda o el ingreso en alguna residencia de una persona mayor. Y aquellos a quienes conseguimos resolver algún problema en aquellos momentos de dolor lo saben. Con eso me conformo.
Creo que estar al lado de las personas que sufren, y más en un accidente como este, es una obligación que tenemos los que estamos al servicio de los ciudadanos. De hecho, en ocasiones eran los alcaldes y concejales de las poblaciones donde vivían las familias quienes me llamaban comentando algún problema, o recordando les necesidades que no se habían solucionado. Todos estábamos preocupados por las familias y procuramos estar a su lado.
Este siempre ha sido mi modo de actuar en situaciones similares. La vida, por desgracia, me ha llevado a vivir momentos muy duros junto a víctimas de accidentes, tanto a nivel familiar como en las responsabilidades que he desempeñado. En 1980 colaboré cuanto pude en atender a las familias de las 27 víctimas mortales del choque de un tren y un autobús en Xirivella, mi pueblo, cuando era concejal. También compartí el dolor y ayudé a las víctimas de la explosión que se produjo en un buque en el puerto de Valencia en 1997, donde murieron 18 trabajadores; ese mismo año, estuve atendiendo a los afectados por las inundaciones de Badajoz, con 23 fallecidos; en 1998, viví el accidente del avión que se estrelló en Melilla donde fallecieron 38 personas. Todos fueron unos accidentes terribles por sus dramáticas consecuencias y en todos los casos siempre procuré estar junto a las familias en esos duros momentos.
Y, aunque se trata de cuestiones diferentes que no admiten comparación, también estuve al lado de las víctimas del terrorismo durante los seis años en los que fui director general de la Policía y viví la crueldad de 60 asesinatos.
No olvido ninguno de esos momentos tan dramáticos que he vivido y lo mismo me pasa con el accidente del metro de Valencia de 2006. Mi tarea aquellos días fue estar con las víctimas e intentar ayudarles de manera desinteresada. No participé en otros temas y por tanto no puedo explicar cuestiones concretas sobre las investigaciones técnicas, las decisiones de Ferrocarrils, la comisión de investigación en Les Corts, los trámites judiciales o las sentencias de los tribunales. Por eso no quiero participar en juicios paralelos.
Si por desgracia vuelvo a vivir un dramático accidente como aquél, actuaría de la misma manera: estar y ponerme al servicio de las familias.
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