El Príncipe, Mas y el AVE

HOY se inaugura el AVE Barcelona, Girona, Figueres. Des de que Pilar Prim, de Narcis Oller, viajaba en tren de Barcelona a Ripoll para luego coger una tartana que la llevará a Puigcerdà, al tren de alta velocidad hay 106 años por medio.

Dalí dijo que el centro del Mundo era la estación de tren de Perpignan, con permiso de los franceses, que tienen poca prisa en llevar a cabo su parte de trabajo con el AVE, está frase desde hoy está más cerca de ser cierta. El interés de la inauguración de hoy trasciende el acto protocolario. Los últimos tiempos se han caracterizado por los desaires constantes del poder político catalán hacia la Corona. Primero un día Artur Más llega a un acto presidido por el Rey, otro día se cambio de sitio para no hacerse una foto con él, luego taparon con un trapo negro la foto del Rey para la toma de posesión del Presidente de la Generalitat.

Qué lejos quedan aquellos tiempos en los que el Rey abrazaba a Jordi Pujol y este le mal correspondía diciendo aquello que el único nexo entre Catalunya y España debía ser la Corona, ahora ni eso.

Pero hoy es distinto, el Príncipe representa otra generación, siempre ha mostrado mucho interés en Catalunya, no obstante es Príncipe de Girona y a él no puede achacársele vínculo alguno de el franquismo, ni ha viajado a Botswana ni ha cometido error alguno. Es sin duda lo más notable de la Familia Real y, quizás de la clase política española, que incluye les guste a los independentistas a los políticos catalanes.

El Príncipe presidirá una inauguración que une el norte de Europa con el Sur, que reduce el viaje de Madrid y Barcelona a París a menos de la mitad de tiempo y el doble de comodidad y guste o no ese tren pasa por Catalunya y no por otro sitio. Ya Amilcal Barca, el cartaginés fundador de Barcelona cruzo por Pirineos hace casi 2000 años por el mismo sitio por el que ahora cruzará el AVE.

Muchos hoy silbarán e insultarán al Príncipe, los que le acompañarán en la comitiva oficial y tomarán canapés con él habrán pagado los carteles y inspirado las soflamas de los que gritarán e insultarán pero no caerán en la cuenta que en otros lugares de España no tendrán esa oportunidad. La gran contradicción reside en comprobar como hoy la Catalunya oficial, que sueña en separarse de España a cualquier precio, recibe a escupitajos a un Príncipe que es el símbolo de futuro de un país que inaugura una infraestructura que une, irremisiblemente, a España con Europa y lo hace, como no podía ser de otra forma, aunque jamás lo reconocerán los separatistas, a través de Catalunya.