Pasaban las seis y media de la mañana cuando en el Parque de Bomberos de Burgos se recibió la primera llamada alertando de un incendio en la fábrica de Campofrío. El primer equipo que llegó al lugar se encontró con un panorama nada halagüeño porque « ... la virulencia del fuego ya era tremenda», señaló a ABC uno de los bomberos. Las llamas se propagaron de tal forma que «era hasta difícil hacer una línea de ataque».
Provistos de equipos de respiración, centraron su trabajo en el depósito de amoniaco que, al estar compartimentado, pudo quedar libre de las llamas. Pero poco más se pudo hacer por salvar la nave, pasto de un incendio «muy peligroso porque enseguida había grietas y todo se venía abajo» y contra el que trabajaron todos los efectivos del Parque de Bomberos, algunos doblando turnos o suprimiendo descansos.
«La virulencia de las llamas en la fábrica de Campofrío era tremenda»
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