Paulino Gil: «La magia es el arte de hacer lo imposible posible»

-Un mago «se hace», así que dígame Paulino Gil ¿cuándo y por qué empezó a dejarse seducir por el mundo de los conejos y las chisteras?

-Recuerdo que cuando estaba empezando a hablar, o sea, fíjese qué crío sería, me quedaba entusiasmado viendo actuar a los magos y en cuanto llegaba a casa trataba de imitarlos sin tener ni pajolera idea (se ríe). Y eso que empezó como un juego rodeado de familiares que te apoyan, se fue transformando en lo que realmente ha sido la gran pasión de mi vida.

-¿Son los niños sus críticos más implacables?

-Yo creo que los niños son un buen público pero al relacionar únicamente niños y magia se está cometiendo un error fatal. La magia debe estar hecha para toda la familia, de hecho, yo suelo comparar este tipo de espectáculos con una gran paella: todo el mundo está deleitándose con ella pero a los niños, por ejemplo, les gusta más la carne, al abuelo el arroz, etc. Esto es muy difícil de hacer en otro arte, ¿eh? Pero bueno, los magos tenemos esa suerte, podemos llegar con un mismo espectáculo a todo tipo de público.

-Y hablando de los más pequeños...he aquí una pregunta que sin duda le harían ellos. Paulino, si tuviera que escoger un poder mágico, ¿con cuál se quedaría?

-Sería el «Súper Doctor» y curaría todas las enfermedades del mundo.

-¿Un mago vende humo o sueños?

Sueños e ilusiones. Si un mago consigue que alguien se quede fascinado y abra los ojos como platos, aplauda fuerte o se ría de corazón... Entonces ¡bravo!, ha logrado su cometido: crear un momento de ilusión.

- Juan Tamariz confesaba en una entrevista que llevaba 17 años practicando un truco que se le resistía.¿Le ocurre lo mismo a Paulino Gil?

-(Se ríe) Más que trucos, ideas. Sí es cierto que hay una idea en la que llevo trabajando más de 10 años y todavía no la he presentado ante la comunidad mágica porque necesito perfeccionarla. Esta idea es un efecto de magia de cerca que se llama «El autógrafo» y ... hasta ahí puedo revelar.

-Desde la más pura ignorancia, ¿exactamente dónde está lo atractivo de conocer los trucos y saber que la magia no es «magia»?

-Perdone, pero la magia es magia. La gente que piensa que la magia no es magia está muy equivocada. A diferencia de los hombres, los magos somos capaces de crear momentos mágicos pero claro, para ello tenemos que utilizar métodos o sistemas humanos. Es lo único que tenemos en común con ellos (se ríe). Para mí la magia es el arte de hacer posible lo imposible y cuando un mago hace magia, el primero que se lo tiene que creer es él, si no, es imposible transmitírsela al público.

-Han pasado años y siglos desde que el mundo es mundo y la magia, magia. ¿Cree que ha cambiado la percepción social del mago en este tiempo?

-Totalmente. Hace años, resultaba muy complicado intentar que la magia llegara a los teatros u organizar algún festival. Pero la culpa es de los magos, que en esa época no nos preocupábamos por divulgar la magia de mayor nivel. Lo que se ha hecho de un tiempo a esta parte ha sido sobre todo acercar este arte al público y de hecho, yo creo que hoy en día la magia está viviendo una etapa muy bonita tanto en España como a nivel internacional o si no, fíjese cómo prácticamente en cualquier espacio cultural se puede disfrutar de ella.

-Hace unos días Paulino Gil se ha alzado con el premio al Mejor Espectáculo de Magia Cómica en el Campeonato Mundial de Street Magic de Alemania. ¿De qué trata la función que le ha catapultado a un éxito mayor si cabe, Paulino? ¿O debería decir Leonardo?

-(Se ríe) El espectáculo se llama «Leonardo y Co» y es un extracto de 20 minutos de mi obra completa «Hotel Extravaganza». En esta función aparecen dos personajes: Leonardo, un viajero incansable al que, sin ser mago, le suceden cosas mágicas continuamente, y el señor Mirilla, el recepcionista del hotel, un tipo muy dejado y vago. La historia gira en torno a la llegada de Leonardo al hotel y todos los episodios mágicos que le ocurren a partir de entonces.

-¿Qué tiene «Hotel Extravaganza» que lo hace tremendamente querido y único en su especie?

-En primer lugar, creo que una de las claves de nuestro espectáculo reside en el uso de un lenguaje universal como es el gestual. Nosotros nos comunicamos con el público de una forma que es entendible en cualquier país del mundo porque no existe la barrera del idioma. En segundo lugar, yo diría que la interacción con el público es también muy importante. En «Hotel Extravaganza» la gente que nos está viendo participa activamente en el espectáculo porque son los huéspedes del hotel donde se hospeda Leonardo. Y en tercer y último lugar, creo que resulta bastante llamativo cómo utilizamos la música para hacer humor. Sin ella «Leonardo y Co» no tendría color.

-Llegados a este punto de éxito rotundo, ¿cree que ya ha aportado todo lo que podía a la magia?

-Humildemente yo creo que todavía me queda bastante, ya que voy entregar a este arte que me tiene enamorado hasta el último momento de mi vida. Pienso que puedo dar mucho más a la magia sobre todo porque tengo varios caminos abiertos, unos como Paulino y otros como Leonardo. Paulino Gil actúa y hace espectáculos, sí, pero también organiza festivales internacionales de magia, es «consultor y asesor mágico», es decir, es el creativo de un mago o de un programa de televisión de magia, la persona que aporta ideas, establece los efectos y trucos que tiene que hacer el mago, etc.

-Haciendo honor al «You may say I'm a dreamer» de John Lennon, ¿cree Paulino Gil que la magia puede cambiar el mundo?

-Ojalá. Sería muy prepotente pensar que los magos podemos cambiar el mundo. Sin embargo, creo que sí contribuimos a ello poniendo magia en nuestras vidas y en las de los demás.

-Para cerrar la entrevista, despidase con un mensaje para aquellos que no creen en la magia.

-Solamente les pediría que nos dieran una oportunidad a los magos y que se acercaran a ver un buen espectáculo de magia en directo porque les seguro que cambiará la percepción que ahora tienen de este arte.