La «guerrilla» de Burgos deja escaparates rotos, pintadas y mobiliario destrozado

Las huellas que ha dejado la protesta mantendrán su impronta gravada a fuego, spray y pedradas durante tiempo, por más que ayer algunos de los afectados se afanasen en volver a la normalidad. Oficinas bancarias, cajeros automáticos, marquesinas, contenedores, cabinas telefónicas… Son la imagen que permite recordar lo que allí ocurrió. «Parecía el Líbano», aseguraban algunos vecinos, sorprendidos e indignados por el cariz que tomaron los acontecimientos.

En una oficina bancaria , los cristaleros cambiaban ayer las lunas echas añicos. Hasta entonces, unas maderas tapaban el hueco dejado por el paso de los violentos, mientras un vigilante de seguridad custodiaba el establecimiento. «Igual se han precipitado» en reponer ya el vidrio, comentaba un burgalés al pasar por la acera, pues los ánimos parecían ayer más calmados, pero la sensación seguía siendo que la mecha prendida aún no se ha apagado. El cajero, como otros a ambos lados de la calle de Vitoria, está inutilizado a base de golpes y pintura.

«Así tenéis trabajo», les animaba una clienta. Y es que hay mucho por delante para recuperar la normalidad y devolver a fachadas y mobiliario urbano la imagen anterior a las protestas. Un poco más adelante, sólo el cartel superior a unos tres metros del suelo y otro pequeño, también a cierta altura, en la pared permiten identificar que eso es otro banco. Maderas y más maderas cubren todo su escaparate después de que las pedradas y golpes rompieran las lunas. En otra oficina, han optado por el metal como sustituto del cristal después de que la furia redujese a cristalitos por segunda vez en tres días su escaparate.

Los bancos -pocos se han salvado- han sido el principal objetivo de la furia en Gamonal , donde a las protestas contra la obra se han unido otras contra la «corrupción» o la «especulación» como rezan numerosas pintadas, también con insultos hacia la Policía. Muchos contenedores lucen ennegrecidos por el humo tras haber sido pasto de las llamas, lo mismo que las vallas de plástico de obras. Juntos han ardido sobre el asfalto, reventado por el calor y convertido en bache. Las marquesinas de autobuses apenas tienen cristales, lo mismo que las cabinas telefónicas, rodeadas por un precinto para impedir que la gente se corte. Hasta el pequeño quiosco de la Once tiene el cristal roto y la caseta de los trabajadores de la obra paralizada es un amasijo de metal chamuscado. Muchos lamentan los daños. «Los vamos a tener que pagar entre todos con nuestros impuestos», critican. Y la factura, aún sin cuantificar, no será pequeña.

Críticas políticas

A la vez que en Gamonal la situación parece que se tranquiliza y el alcalde, Javier Lacalle , tuvo ayer los primeros contactos con los vecinos para abordar la situación, aumentan las valoraciones y críticas políticas. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, confió en que se resuelva con celeridad la situación y deseó, según trasladaron a Efe fuentes del Ejecutivo durante la visita oficial a Washington, que no se hubiera producido esta situación. Además, el Gobierno puso en valor el comportamiento de los ciudadanos españoles durante los años de crisis que, según dijo, han estado a la altura de las circunstancias más que sobradamente.

Por su parte, el portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, Alfonso Alonso , advirtió de que la paralización temporal de las obras no debe entenderse como un «éxito» de los que han recurrido a la violencia.

Ya en el terreno municipal, el vicealcalde de Burgos, Ángel Ibáñez , advirtió de que el Ayuntamiento analizará la «implicación» de Izquierda Unida en las protestas, pues considera que ha jugado un «papel esencial», informa Ep. Mientras IU lamentó que «se haya tenido que llegar a esta situación para escuchar a los vecinos», mientras Izquierda Plural ha solicitado la comparecencia del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, en el Congreso , para que explique la actuación policial.