«La criminología reduce el papel de la intuición, aunque sigue siendo necesaria»

Lejos quedan los tiempos en los que detectives como Sherlock Holmes o Colombo resolvían los crímenes tirando de su intuición y experiencia. Ahora para resolver un caso los investigadores disponen de múltiples mecanismo científicos que facilitan el análisis de las pruebas y que facilitan la labor de los jueces. Esto ha hecho que en 2003 se crearan los estudios de criminología, una ciencia que buscaba ir más allá del derecho penal. La demanda y la necesidad de resolver los casos desde un punto de vista científico ha hecho que la Universidad Isabel I de Burgos haya abierto la primera Facultad de Criminología de España. El decano de la misma es Aitor Curiel, quien señala que se decidieron a dar este paso «porque la sociedad cada vez necesita más expertos en criminología». En este sentido, Curiel diferencia esta ciencia del derecho penal en que «un criminólogo puede serlo en cualquier parte del mundo independientemente de cual sea el derecho penal del país». El siguiente ejemplo del auge de esta ciencia es que «antes de final de año» se creará el primer colegio de profesionales de este sector.

A la hora de analizar un crimen, el decano de la universidad burgalesa no duda en señalar cuatro aspectos importantes como son «el crimen, el autor, la víctima y el control social». En función de todos estos factores, la criminología pone en marcha «desde la psicología criminal hasta la sociología» pasando por áreas científicas como pueden ser la «toxicología o la odontología forense».

«En casos como el de Asunta hay que dejar de lado la presión mediática»Curiel reconoce que últimamente ha habido «un aumento de la preocupación social por los crímenes», por este motivo señala que en casos tan mediáticos como el de la niña Asunta «los investigadores deben centrarse en su trabajo y dejar de lado los juicios paralelos». Una labor en la que según explica Curiel «tienen especial importancia las primeras horas».

Este profesor en Medicina Legal y Forense explica que en casos como el de la niña de Santiago o el de Bretón «la información que sale es filtrada por partes interesadas», por este motivo prefieren poner como ejemplos casos propios «en los que podamos tener todos los datos desde el principio». Una información que sumada al conocimiento científico hace que «se minimice la importancia de la intuición», aunque como recuerda Curiel ésta «siempre es necesaria»