entrevista
Augusto Hidalgo: «Soy consciente de que soy uno de los dos alcaldes importantes del PSOE»
El regidor de Las Palmas es una de las dos cabezas visibles del poder municipal socialista, con Juan Espadas, de Sevilla
bernardo sagastume
Augusto Hidalgo está a poco de cumplir sus primeros cien días de gobierno y en esta entrevista analiza los primeros retos a que se ha enfrentado como regidor, así como la situación política general en la que se encuentra el PSOE.
— ... Durante la campaña, en la entrevista con ABC, titulamos con una frase suya: «Un gobierno de muchas fuerzas políticas no tiene por qué ser inestable» . ¿Qué tal esa estabilidad? —Pues se ha confirmado lo que decíamos. Es una prueba contrastada que estamos demostrando que somos un gobierno plural, de progreso y con la máxima estabilidad. Recuerde que empezamos a construir esta etapa sobre la base de la transparencia absoluta, algo que no ocurrió en ningún lugar de España, y día a día se le transmitía a los ciudadanos cómo íbamos redactando nuestro programa de gobierno. Solo en las dos últimas jornadas se habló del reparto de áreas. Eso fue un bálsamo para garantizar un gobierno en el que tenemos una total confluencia de intereses. Y con confianza entre las partes, algo que se transmite con claridad al ciudadano.
—De modo que de la teoría del caos, nada. —Nada de nada, y pensemos que ese fue el discurso del señor Cardona en la última semana de campaña. La basó estricta y solamente en eso: «Yo o el caos». Pues se equivocó, porque no fue ni él ni el caos.
—La experiencia de pactos demuestra que el reparto de áreas siempre marca compartimentos estancos entre los partidos. Para ejemplo, el Gobierno de Canarias. —Pero no nos lo hemos planteado así, porque en un ayuntamiento eso es equivocarse, aunque sea grande como este. Los servicios se solapan y es obligatorio el trabajo coral, que es producto en este caso de un programa de gobierno. Con total sintonía y sin discrepancias, asumiendo un mensaje de los ciudadanos, que no nos dieron mayorías absolutas, sino la obligación de negociar entre partidos.
—Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, estuvo en el Foro ABC esta semana y entre sus mensajes estaba el de contar con las empresas, no ser hostil. «Empresarios, no tengáis miedo, sois necesarios», les dijo . ¿A usted le tienen miedo los empresarios? —No hay otra forma de recuperar el empleo que no sea reactivar la economía. Y eso se hace con inversión pública, que se le ha estado negando en los últimos años a este municipio, y con inversión privada. De hecho, la filosofía del plan Juncker a nivel europeo es una apuesta por recursos públicos que activan la economía privada. Tenemos que poner los instrumentos para que el sector privado vea a la ciudad como un lugar donde invertir, porque eso genera empleo. Los empresarios no tienen que vernos como un gobierno hostil, sino todo lo contrario, porque tenemos muy clara la importancia que el sector privado tendrá estos cuatro años.
—Viendo la totalidad de los candidatos que se presentaron, todos hablaban de empleo, pero las administraciones locales no tienen tan a su alcance la posibilidad de cambiar la economía para que se genere empleo. ¿Cuáles son las limitaciones? —Se habla de las competencias y de quién es el responsable de cada cosa. Pero un responsable local no puede mirar para otro lado cuando se encuentra con una realidad tan dura como la que tenemos aquí, con 50.000 personas en desempleo, porque eso afecta a la realidad social. Por eso tenemos un programa de gobierno, en el que trabajamos durante dos semanas con el firme propósito de luchar contra la desigualdad. Para que haya empleo debe generarse actividad económica, y para ello debe haber inversión. Puro Keynes : inversión pública y atraer recursos privados. Todos ponen el empleo en el discurso electoral, pero las inversiones son la clave.
—Lo del IBI, esa rebaja, esa subvención, ¿por qué no es extiende al conjunto de los contribuyentes? —De entrada, veremos que los que lo están pasando peor tendrán una reducción de impuestos, a través de esta subvención. Me sorprende que algunos que en el pasado hablaban de bajar los impuestos y después, en realidad los subieron, ahora pidan una bajada del 10 por ciento. Eso, que tiene un coste de 7,5 millones mínimo, afecta al techo de gasto de la administración local. Y lo nuestro, en cambio, que cuesta 2,5 millones, ataja el problema de los más desfavorecidos sin comprometer nuestra estabilidad. Los que reciben una ayuda para comer no deberían pagar el IBI al mismo tiempo. Es un disparate y se debe corregir.
—De todos modos, ¿podría usted prometer una rebaja generalizada? —Dependerá del sostenimiento de los servicios públicos de esta administración. Lo importante es que haya cierta progresividad en los impuestos, porque depende del valor de la vivienda. Veremos lo que pasa de aquí al final del mandato, pero lo que no haremos será subir los impuestos, ese ha sido nuestro compromiso y lo vamos a cumplir.
—¿Por qué, si se limpia lo mismo, la ciudad está más sucia? —La ciudad no está más sucia, están los mismos trabajadores, los mismos operarios en la calle. Al contrario, estamos haciendo actuaciones de choque en algunos barrios donde se llevaba más de un año sin limpiarse. Coincide, por cierto, con zonas de barrios desfavorecidos. Se dejaron un año sin limpiar. Por eso, no creo que esa percepción de que no hay limpieza exista.
—La concejal del ramo lo achacaba a la mayor afluencia, por las vacaciones, a ciertas zonas como Las Canteras. —Es verdad que un día de mucho sol puede haber mayor afluencia, pero se limpia con total rapidez, aunque haya algún desborde puntual. Si se las recorre por la noche, se verá que esos lugares acaban la jornada en perfectas condiciones.
—Desde la última reunión en Madrid por la Biblioteca Pública, en julio, no hemos sabido nada más. —No hemos sabido nada más porque tendremos noticias en la segunda mitad de septiembre. El Gobierno tiene que iniciar un expediente que nos conduzca a una solución definitiva del problema de la biblioteca. Yo le dije al secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, que no quiero ni puedo derribar ese edificio. Por eso tenemos que ir de la mano y el Estado debería hacer prevalecer el bien de interés cultural, frente a unos derechos de los afectados que han sido conculcados con una ilegalidad manifiesta, como lo ha dicho el Tribunal Supremo.
—¿Y si así no fuere? —Tenemos varios planes de contingencias. Que es lo que no tuvo el gobierno anterior, que lo fio todo al recurso ante el Constitucional, pensando en que estaría años dando vueltas en ese tribunal. Mientras que lo más probable era que lo rebotasen a la primera, que es lo que ocurrió. ¿Y dónde está el plan B? No existía.
—¿Pero qué plazo se plantearon con Lassalle? —Siempre he dicho —y en esto me la he jugado— que antes de fin de año tiene que estar resuelto este problema. Repito que espero tener una respuesta en las próximas semanas.
—Usted no cree que veremos la foto de la piqueta. —No, la demolición no me la planteo. Sería una aberración que una sentencia que pretende ser ejemplificante lo haga, ante los múltiples disparates en todo el país, justo con una biblioteca. Y más absurdo sería que la tirásemos abajo para volver a construirla con los mismos volúmenes y en el mismo sitio, porque el plan general actual permitiría construirla en los mismos términos. Eso ¿qué ciudadano lo entendería?
—El PSOE no tiene muchos alcaldes que exhibir en España. —Muchos sí, pero en grandes ciudades solamente Sevilla y Las Palmas de Gran Canaria.
—Una alcaldía como esta, en el PSOE de hoy, vale oro, también para el que la ostenta. Lo digo de cara a su futuro. —Ya veo por dónde quiere ir (se ríe). Yo solo estoy pensando en esta ciudad y es lo único que me puedo permitir, porque hay mucho trabajo por hacer. Nos han puesto una responsabilidad cargada de esperanzas sobre los hombros. Soy consciente de que soy uno de los dos alcaldes importantes socialistas en España. Y eso lo saben en Madrid. Pero eso no es nada si no hay trabajo detrás.
—Hablando de las elecciones generales, se los presenta a ustedes como los que van a aliarse con Podemos. Lo que usted ha hecho, de alguna manera. —El PSOE puede exhibir en este caso y en otros que un proyecto de izquierdas y pactando puede ser un gobierno con seriedad y eficiencia y que no se cae el mundo. Ahora bien, el partido debe apostar por ganar las próximas elecciones y que Pedro Sánchez sea el próximo presidente. Estoy convencido de que casi todos en el partido lo damos por hecho de que así se va a producir. Habrá que pactar, porque no habrá mayoría absoluta, quizá apoyos externos desde un gobierno monocolor.
—En Canarias sigue en su cargo José Miguel Pérez, pero las decisiones pasan por las manos de Patricia Hernández. ¿Cómo no han podido ordenarse de una mejor manera? —Los tiempos han marcado la agenda. Estamos en el año con más procesos electorales de la democracia y, efectivamente, aunque no es una bicefalia de facto, la situación en las Islas se resolverá después de las Navidades.
—Pero sucede que hay algunos nombramientos del PSOE en la estructura autonómica retrasados inexplicablemente. —A mí lo que me preocupa es que solucionen los problemas de las personas, y lo están haciendo. Hace tiempo que no se veía tanta eficiencia, por ejemplo, en el área de servicios sociales, donde desde el primer minuto se ha estado desbloqueando asuntos de vivienda. Por lo tanto, a esas personas el nombramiento de alguien en el gobierno no les ha afectado ni tiene por qué importarle.
—El acuerdo, ya perfilado, con Nueva Canarias para las generales, ¿qué opinión les merece? —Natural, porque gobernamos juntos en este ayuntamiento. Y en el Cabildo. Por eso, permitiría formar un bloque de progreso para cambiar el Gobierno y esa es la intención final. Por eso me parece una buena idea.
—La relación entre este ayuntamiento y el Cabildo de Gran Canaria no era la mejor en la legislatura pasada, como usted sabe, pese a ser del mismo partido. Hoy, que el color de los actores en una y otra institución es el mismo, ¿volverán a pelearse como hizo el PP? —Durante los cuatro años pasados, con el PP en ambos sitios, la tensión y las disputas soterradas bloquearon actuaciones concretas, como se vio en el Estadio Insular y en la política de residuos. Hoy, la agenda de trabajo entre consejeros y concejales es la más intensa en décadas. La relación es excelente y estamos desbloqueando asuntos importantes, que estaban dormidos, por ejemplo en materia de residuos, que anunciaremos en las próximas semanas, con lo importante que es para la isla.
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