El gran deshielo del Pirineo se perderá este año por falta de hueco en los embalses

La vertiente del Pirineo que apunta hacia el Ebro tiene en estos momentos más de 1.700 hectómetros cúbicos de agua en forma de nieve. Es, en la práctica, un gigantesco embalse. Por ejemplo, es más que la capacidad máxima que tiene el mayor pantano de todos los pantanos de la cuenca del Ebro, el de Mequinenza. Esta presa puede albergar como máximo 1.533 hectómetros cúbicos de agua, y en estos momentos está al 94,5 por ciento de su capacidad total.

Las presas de la margen izquierda del Ebro, las que reciben las aportaciones del deshielo del Pirineo, llevan semanas soltando caudales porque ya están en un nivel alto de reservas y deben dejar hueco para amortiguar eventuales crecidas por el deshielo.

Este año servirán más como piezas de regulación que como pantanos en los que guardar el agua del deshielo para épocas de escasez.

Los embalses de la margen izquierda están prácticamente al 80 por ciento de su capacidad máxima, que es de 4.564 hectómetros cúbicos. Ahora ya guardan 3.582, y hay que tener en cuenta que la capacidad máxima es más teórica que real, porque siempre se tiene que dejar un margen libre por seguridad.

Sin embargo, con la nieve que ya guardan las cumbres del Pirineo que vierten hacia el Ebro -que todavía podría aumentar-, el deshielo aportará unos caudales totales de más de 1.000 hectómetros cúbicos de agua.

Actualmente, las cumbres de la cuenca del Ebro marcan un volumen récord de nieve: un 62 por ciento más que el promedio de los cinco últimos años en estas fechas, y un 28 por ciento más que hace un año.