«La terrorista del agua Narbona hizo la macrodesaladora de Torrevieja para quitar el Tajo-Segura»

—Producimos principalmente para la exportación, en España aportamos el 60% de la producción agraria europea. Tenemos la afición de ser exportadores, pero también un mercado nacional y hay otros productos que van entrando, los kiwis de Nueva Zelanda, los mangos o la uva italiana, pero eso no se puede evitar porque estamos en un libre mercado y el precio juega un papel importante. Y con una clase comercial que está muy globalizada, los grandes supermercados, que son quienes manejan en realidad el consumo. Pero sí somos consumidores de productos españoles.

—Aunque a veces se hacen campañas de «consuma alimentos» de tal o cual territorio...

—El Corte Inglés, por ejemplo, se anuncia continuamente, aunque es una de las que más vende en su ramo. Pues la marca España tendría que ser lo mismo, no habría que dejar de promocionar y se debería invertir más en darla a conocer.

—Precisamente los supermercados que mencionaba, en estos 25 años han vivido un auténtico boom. ¿Cómo ve su papel y la relación con ellos?

—Esa evolución ha venido por un motivo normal: el gran capital invierte donde hay más posibilidades de ganar dinero y la alimentación es lo que más ha ido en los últimos años, al cambiar sus infraestructuras, la tienda pequeña ya prácticamente no existe, ahora incluso en pueblos pequeños, las grandes superficies crean su formato mediano. Aparte de Mercadona, que ha crecido sola, en las otras cadenas grandes están detrás los bancos, porque cuenta casi más la seguridad que el dinero, para invertir. Ni el petróleo, que era el producto de moda, ahora ya no está en primera línea, ahora están otras energías, las comunicaciones. Y esa transformación de la industria agroalimentaria, que investiga en nuevos cultivos y semillas, también influye como valor seguro para invertir. Además, a fin de cuentas en 20 años vamos a triplicar el número de bocas para dar de comer. Luego está la exigencia de los tratamientos no tóxicos, las mejoras, no usar productos contaminantes, el auge de la agricultura ecológica, para la que cierto segmento de la sociedad está dispuesto a pagar más.

—¿Qué nuevos frutos u hortalizas de aquí se van a encontrar los consumidores al ir a comprar, fruto de esas investigaciones?

—Más que nuevos cultivos en ese sentido, son mejoras y sacar variedades de lo que ya hay, por ejemplo, en los tomates ha habido nuevas permanentemente desde hace 25 años, también se trabaja en el pimiento, no así en el trigo, aunque se saca con más gluten y fuera, en las cebadas cerveceras, el caqui se hace más duradero, como las mandarinas para tener más meses

—En estos 25 años también hay cosas que no cambian: los problemas con el agua y se vuelven a volcar camiones en Francia.

—La mente humana es así. Un refrán que usamos mucho en Orihuela es el que dice «al suelo, que vienen los nuestros», quien más envidia te tiene es el de tu profesión, y eso se ve en el agua. Y muchos políticos enseguida pelean a todos con todos y lo hacen difícil. Nosotros no tenemos agua, la tenemos que recibir y ha habido una transformación total, aquí se reutiliza tres y cuatro veces, toda la costa está llena de depuradoras y el último uso es para regar. Ahora que se habla tanto de desaladoras, recuerdo cuando vino la terrorista del agua, la ministra Narbona, no puedo ponerle otro nombre a esa señora, a decir que se hacía la macrodesaladora de Torevieja para quitar el trasvase Tajo-Segura. Pero para regar ese agua no sirve, porque no podemos pagarla. O el nuevo director del Agua, que ha dicho que iba a la UE a por subvenciones para la desalación, otra idiotez, porque va contra la normativa. Y ahora García-Page va a recurrir el trasvase; pues claro, si siempre lo han hecho. Eso es de cara a la galería, como lo de que llevan en La Mancha el agua en cisternas. Yo le diría al alcalde de Alcocer que su gestión es nula, no debería ser alcalde, el primer uso del agua es para beber, eso dice la ley. Pagamos 50.000 millones de pesetas al año y ese agua del grifo son cuatro hectómetros al año, que nos dan igual. La culpa de que la gente no tenga el agua en su grifo es de la gestión del político, no de cómo está el pantano de Alarcón. Y la mayor parte de ese dinero que pagamos los regantes de aquí va a las comunidades cedentes del agua. Cuando estaba Pepe Bono yo iba a ver amigos allí, a La Mancha, y el trasvase pasaba por su finca, y me decían «mira, aquí la vemos pasar, y no sufro mucho, porque aquí lo que tengo es ganadería y no planto cereales porque no saco nada. A nosotros nos subvencionan más de lo que podriamos sacar» . Esa es la realidad, estamos importando trigo de Canada y por eso les subvencionan en La Mancha y no necesitan plantar, porque no se puede competir con esos otros países que producen cereales sin necesidad de regar.

—¿Y los camiones en Francia?

—Es una gestión puramente de la UE, porque los países tienen que dejar libertad de circulación de personas y mercancías. ¿Cómo? Cuando empezaron las fresas, un parlamentario dijo que les suprimían las subvenciones a Francia hasta que dejaran los ataques a los camiones y al momento se acabó. El problema de la inmigración es humano, más difícil, y lo quieren solucionar, pero que un camión lo paren unos malvados... es una normativa comunitaria que hay que cumplir a rajatabla.

—Han mejorado muchas infraestructuras en este periodo, ¿qué necesitan los agricultores?

—Hemos tenido años muy buenos, en los que venía dinero de Europa para todo, pero ahora hay otros países que se han incorporado y las ayudas las necesitan ellos. Pero aún vienen aquí también y para nosotros el Corredor Mediterráneo es fundamental, y la comunicación por carretera también, con buenas autopistas, para la circulación rápida de mercancías. El puerto seco que iban a poner entre Albatera y Catral, que estaba proyectado ya. Y el aeropuerto también, porque hoy todos los empresarios fuertes viajan, y es más ágil, además de que si recibimos más turistas, más comen.